El cantante sorprende en el Covent Garden con su papel de Simon Boccanegra
A sus 69 años ha hecho los papeles operísticos más exigentes y dice que seguirá haciéndolo
Dará vida a Neruda en una obra del mexicano Daniel Catán, inspirada en el filme Il postino
Sábado 3 de julio de 2010, p. 8
Londres. Quien ama la ópera ama a Plácido Domingo. Para cualquier fanático del género, este imponente tenor es el rey del mundo. Imposible pensar en cualquier otro músico clásico que sea tan amado y respetado.
Esta semana reapareció con clamoroso éxito en Covent Garden, pero con una sorpresa: a los 69 años, interpreta Simon Boccanegra, de Verdi. ¿Qué tiene de raro? Pues que es un papel para barítono, no para tenor. En otoño pasado cantó por primera vez el papel principal de este intenso drama de política y paternidad, en lo que puede ser un giro total a su carrera. Si alguien en el mundo de la música es incontenible, es él.
Pero aun él es humano. En marzo se sometió a cirugía en Nueva York para retirarle un pequeño pólipo canceroso del colon. Tuvo que dejar el montaje de Tamerlán en la Royal Opera House. Los desilusionados fanáticos de entonces se lanzaron tras los boletos de Boccanegra, cuya venta se restringió a dos por persona, mientras que la visita de esta producción a los Proms, programada para el 18 de julio, se agotó en un solo día.
En una charla durante su visita anterior a Londres, Plácido Domingo destilaba calidez, sabiduría y encanto. No pensaba en retirarse, explicó, aunque estaba listo para ello si resultaba necesario. Toda mi vida he estado en movimiento y aún tengo largos ensayos, así que me siento bien con el repertorio adecuado. Pero no quiero ir más allá de donde debo. Supongo que hay cierto límite: no quiero llegar a los 70 y seguir cantando ópera. No creo que siga cantando el 21 de febrero de 2011, que es cuando los cumpliré.
Pero el tiempo vuela cuando uno se divierte. Si para esa fecha, distante apenas siete meses, sigue en buena forma y con salud física, no hay razón para que se detenga. Si descanso me oxido
, declara.
Aunque parece ser adicto al trabajo, Domingo tiene extremo cuidado con su preciosa laringe. Su timbre es reconocible de inmediato por sus múltiples matices, su potencia y flexibilidad, y por la sensación de que se expresa directamente desde el corazón. En cuanto a versatilidad, ha abarcado desde la participación en los Tres Tenores –con Luciano Pavarotti y José Carreras– hasta los papeles operísticos más exigentes. Y sigue desplegándose.
También Luciano Pavarotti cantó mucho después de la edad en que muchas voces comienzan a declinar, pero fueron muy criticadas sus actuaciones en su gira de despedida de 2004. Domingo, en cambio, cantó Simon Boccanegra en Berlín y en La Scala de Milán, y al menos en el primero tuvo un triunfo tan resonante como el de ahora en Londres.
En cualquier caso, los siete meses que le faltan para llegar a los 70 están plagados de actividad. Entre los puntos culminantes están el estreno de una ópera escrita especialmente para él: el compositor mexicano Daniel Catán ha adaptado la historia de la película Il Postino y Domingo interpretará a Pablo Neruda. El papel titular estaba pensado para su protegido Rolando Villazón, pero éste, con poco más de la mitad de años que Domingo, parece tener muchos más problemas vocales. La premier se pospuso de septiembre pasado al 23 de septiembre próximo, y Villazón será remplazado por Charles Castronovo. Para Domingo es una nueva adición a su lista de papeles, que consta al menos de 129 y sigue en aumento.
Y viene uno más: parece que va a acometer a Rigoletto, otro papel principal verdiano para barítono que entraña un enorme desafío tanto musical como emocional. Il Corriere della Sera anunció que representará al atormentado jorobado en septiembre en Mantua, la ciudad donde la obra está situada, y que la televisora RAI pretende filmar la función. Pero Domingo se mantiene circunspecto: Depende de cómo ande de energía y de cómo reciba el público mi Boccanegra
, comentó.
¿Cómo es que Domingo puede cantar en tesitura de barítono? Algunas voces de tenor son completamente naturales, pero los tenores genuinos son una especie rara. ¿Será que la voz original de Plácido era más grave? Parece que él así lo cree.
No fui un tenor natural
, me dijo en aquella entrevista. Tuve que trabajarla día con día y concentrarme en mi técnica. Y eso me ayudó.
Domingo es más que un cantante: es un hombre de teatro, en todos los sentidos. Hay pocas esferas de la actividad operística que su influencia no haya alcanzado. Dirige orquestas, es director general de dos teatros de ópera y fundó la competencia anual más importante de la actualidad para cantantes jóvenes. Ha recibido una enorme cantidad de premios; el más reciente fue uno instituido por la gran soprano wagneriana Birgit Nilsson, aparentemente el más grande de toda la música clásica, dotado con un millón de dólares. Nilsson murió en 2005, pero cuando arregló las finanzas de este galardón, en sus años finales, eligió a Domingo como el primer ganador.
“Tengo gran pasión y entusiasmo por lo que hago –me dijo en aquella ocasión–. De otro modo no estaría aún en ello. Soy inmensamente feliz de poder seguir adelante, así que voy a seguir haciéndolo un poco más. Si el destino o Dios me dicen: ‘ya cantaste lo suficiente’, lo entenderé. Me entristeceré, pero al darme cuenta de cuántos años pude cantar, seré feliz.”
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya