Opinión
Ver día anteriorMartes 29 de junio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Balance de la Jornada

Aguirre perdió una generación

D

esde que Brasil cambió el jolgorio por los rezos adquirió una cara demasiado seria que no le va, pero el país del samba tiene tanto ritmo en el cuerpo que hasta caminando baila y le alcanza. La goleada a Chile fue inevitable. Ahora las oraciones tendrán que intensificarse porque el rival sube de tono, es la invicta Holanda.

Dunga se evitó dolores de cabeza al dejar en casa al jocoso Ronaldinho, y sus excesos no llegaron a Sudáfrica; en contraste, los cristianos evangélicos son ya casi medio plantel con Kaká, Robinho y Luis Fabiano a la cabeza de un equipo que hoy requiere de todo su fervor ante la naranja mecánica de Arjen Robben.

Holanda fue el primer equipo de la UEFA en clasificar al Mundial y lo hizo sin derrota: en la primera fase mantuvo su paso invicto y triunfal al igual que Argentina, pese a la baja de su máxima estrella, hoy de vuelta. Doce años después, los dirigidos por Van Marwijk quieren la revancha de la semifinal de Francia 98, cuando la canarinha los echó de la justa.

Tras los fracasos de Hugo Sánchez y Sven-Goran, los dueños del balón le rogaron tanto a Javier Aguirre –con Felipe Calderón en rol autoasignado de Celestina–, le dieron toda clase de prerrogativas y un sueldo desmesurado –por encima del que perciben técnicos de Brasil, Holanda, España, Argentina, Alemania o Portugal–, que lo hicieron sentir omnipotente.

Aguirre no engañó a nadie, se sabía de su afición por los amigos (ayer García Aspe, hoy Franco). Desde que volvió mostró su nueva personalidad, muy distinta a la anterior. Quedó claro que sus intereses estaban en Miami y España, sus sueños en Inglaterra. El Tri sería entonces, como en 2002, un mero trampolín.

Los federativos no buscaban un talentoso del banquillo, porque Javier dejó en claro que esa fastidiosa labor era más propia para alguien como Mario Carrillo, a quien ya había llamado al Atlético de Madrid para que lo sacara de apuros, sólo que antes lo echaron a él.

Los de pantalón largo querían un apagafuegos con dotes de publirrelacionista, que supiera sortear a la prensa y que tuviera discurso para arengar al plantel, sin los recursos serios de un sicólogo. Pero nada de eso alcanzó para el tan sobado quinto partido...

Sin deliberación entre dueños de clubes o análisis del segundo periodo de Aguirre, Justino Compeán ya le ofreció continuar en el timón. Está seguro de que no aceptará o le dictaron línea para convertir al Vasco en el técnico del sexenio.