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Concesionarios las convirtieron en áreas de lavado, estacionamientos y comederos

Impera ley de la selva en las bases de micros y autobuses

En Viveros, la imprudencia de los choferes provoca constantes choques lamineros, dicen automovilistas

Pasajeros deben aguantar largas esperas y soportar música a todo volumen

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Decenas de autobuses y microbuses hacen base en avenidas principales del sur de la ciudadFoto Roberto García Ortiz
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Decenas de autobuses y microbuses hacen base en avenidas principales del sur de la ciudad como Universidad, Miguel Ángel de Quevedo y Eje 10, lo que afecta la circulación y obstaculiza los accesos a casas y comercios de la zonaFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de junio de 2010, p. 39

Miguel Ángel de Quevedo, Universidad y Eje 10 Sur no sólo funcionan como bases de microbuses y autobuses de las rutas 66, 42, 43, 138, 1 y 45, sino son utilizadas además como áreas de lavado, de comida y estacionamiento, sin que las autoridades capitalinas lo impidan.

Desde hora temprana, las unidades se apoderan de esas vialidades en espera de captar a los pasajeros de las estaciones Viveros, Miguel Ángel de Quevedo y Copilco del Metro, y llenar sus vehículos, lo cual tarda hasta 15 minutos, con los consecuentes problemas viales en la zona.

La imprudencia de los conductores del servicio público, principalmente en la zona de los viveros, al no respetar la luz roja del semáforo ubicado en la calle de Hortensia, para dar vuelta a la izquierda en Universidad, provoca a diario choques lamineros.

La mayoría de las veces los dueños de los autos afectados deben pagar el golpe, porque los microbuseros se te vienen encima como parvada para amedrentarte, sin que ningún policía te auxilie, pues parece que están para servirlos, comentaron algunos automovilistas.

Las quejas vecinales “no han tenido eco y todos los días tenemos que soportar la invasión de la vía, donde está prohibido estacionarse, ponen música a todo volumen y dejan la basura regada, porque ahí comen y lavan sus micros, pues no hay nadie que los meta al orden. Y se van expandiendo a otras áreas”, señalaron a su vez Leticia Pérez y Rosa María Torres, quienes habitan en los alrededores.

Los tripulantes de las unidades de protección ciudadana con matrículas P57-07 y P57-03, por ejemplo, no impidieron ayer que los vehículos se colocaran en segunda fila, obstruyendo el paso hacia el norte de la ciudad, y aprovecharon su estancia para desayunar en uno de los puestos ambulantes.

Personal de la librería Gandhi ubicada en avenida Miguel Ángel de Quevedo informaron que han enviado varios escritos al Gobierno del Distrito Federal para solicitar el retiro de los autobuses de la ruta 66, que se estacionan frente a sus instalaciones y muchas veces impiden el acceso a sus clientes, pero no han obtenido respuesta.

La espera para cargar pasaje permite limpiar las unidades, desayunar o escuchar música a todo volumen. No afectamos a nadie y sólo son unos minutos mientras el despachador nos da la salida, dijeron algunos conductores.

Una situación similar se observa en Eje 10 Sur y Cerro del Agua, donde micros y autobuses de las rutas 1 y 45 esperan ir al tope de su capacidad, lo cual les lleva hasta 15 minutos. Así que los pasajeros con prisa deben buscar otra forma de llegar a Tasqueña, Luis Cabrera o las clínicas 4 y 8 del Instituto Mexicano del Seguro Social. “O aguantarse. Si te quejas, lo menos es que te bajen sin regresarte tu dinero, pero si decides quedarte a bordo, debes chutarte su música de banda, cumbia o salsa a todo volumen, y su pésima forma de manejar, porque no hay ley que los regule”, señalaron pasajeros.