Sociedad y Justicia
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Cumple hoy 15 años de haber sido nombrado dirigente de la arquidiócesis de México

Rivera, el cardenal de las elites política y económica: analistas

Polémico y rijoso, se siente más cómodo hablando de política que de Dios, señalan

 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de junio de 2010, p. 33

Sus críticos le endilgan que está más ligado a las elites políticas y económicas, así como a los sectores más conservadores del país, que al acompañamiento de los pobres. Algunos analistas lo describen como personaje que se siente más cómodo hablando de política que de Dios. Hoy, el cardenal Norberto Rivera Carrera cumple 15 años de haber sido nombrado dirigente de la arquidiócesis de México, la más grande y poblada del mundo.

Para sus seguidores, defensores y simpatizantes, el prelado ha sabido tomar las riendas de una complicada demarcación religiosa y la ha administrado bien. Elogian su sentido de organización económica y pastoral. Le reconocen haber emprendido una restructuración que dio más facultades a las ocho vicarías de la arquidiócesis y más independencia a los obispos auxiliares.

También le encomian su desempeño al encabezar y organizar el sexto Encuentro Mundial de las Familias y su defensa de la institución y la vida desde la concepción hasta la muerte natural, lo cual ha sido criticado por otros sectores.

Polémico desde que asumió el cargo, en tres lustros ha enfrentado varios escándalos: tres demandas en Estados Unidos por encubrir al sacerdote pederasta Nicolás Aguilar, el cierre de la Catedral Metropolitana y la ruptura con los medios de comunicación, luego de que llamó prostitutos y prostitutas de la información a los periodistas. También enfrentó denuncias del extinto Partido Socialdemócrata, que lo acusó de violar la ley de culto público al criticar a institutos que defendían el aborto, la eutanasia y los matrimonios entre homosexuales.

Sucedió en el cargo al cardenal Ernesto Corripio Ahumada, quien detentó la autoridad durante 18 años. Fue designado por Juan Pablo II arzobispo primado de México el 13 de junio de 1995 y asumió la encomienda poco más de un mes después –el 26 de julio de 1995– en la Basílica de Guadalupe, convirtiéndose en el 34 arzobispo de la ciudad de México.

De acuerdo con expertos en la materia, Rivera Carrera no estaba entre los candidatos idóneos a dicho nombramiento. Entonces se mencionaba a Javier Lozano Barragán, Sergio Obeso (emérito) y Luis Reynoso.

De acuerdo con Bernardo Barrranco, su cercanía con Girolamo Prigione, entonces nuncio apostólico en México, y Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, lo encumbró en la arquidiócesis. Pero también Angelo Sodano y su mentor, el fallecido arzobispo emérito de Durango Antonio López Aviña, posibilitaron su meteórica carrera eclesial, pues de ser un obispo de bajo perfil en Tehuacán, Puebla, sólo tres años después de haber sido nombrado arzobispo fue designado cardenal, y se dice que en la última elección papal algunos sectores lo mencionaban como posible candidato.

Manuel Canto Chac, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco y especialista en análisis de instituciones religiosas, coincide en que la relación con Prigione fue uno de los factores que lo catapultaron a la arquidiócesis, pero también por haber sido instrumento útil a la jerarquía romana y prestarse para cerrar el Seminario Regional del Sureste, que era manejado por obispos y religiosos progresistas.

El día de su nombramiento como arzobispo primado, Rivera Carrera aseguró que la Iglesia debía servir a los menos favorecidos, sobre todo en el Distrito Federal. No obstante, tres lustros después, para sus críticos es claro que ha sido un ministro de los poderosos, de los hombres del poder y el dinero. Canto Chac asegura que no se le conocen acciones en favor de los sectores populares.

Una fecha difícil para el prelado fue el 20 de septiembre de 2006, cuando la Red de Sobrevivientes de Víctimas de Abuso Sexual por Sacerdotes informó que en la Corte Superior de California, Estados Unidos, Joaquín Aguilar había entablado una demanda civil contra Rivera Carrera y Roger Mahony por haber tolerado abusos sexuales cometidos en su contra por el sacerdote Nicolás Aguilar.

La querella fue desechada porque no había jurisdicción.

Cuatro días después estuvo a punto de arrepentirse de enfrentar a la prensa, pero por la gravedad de la acusación finalmente lo hizo al concluir una misa dominical. En la sacristía de la Catedral Metropolitana emitió un mensaje al pueblo de Dios. Serio, tembloroso y sudando copiosamente, Rivera Carrera negó haber encubierto a Aguilar Rivera, a quien pidió se entregara a la justicia. Años antes optó por cambiarlo de adscripción y lo envió a la arquidiócesis de Los Ángeles.

Ese día, Rivera Carrera emitió lineamientos por vez primera para evitar abusos sexuales de sacerdotes contra niños.

Más de un año después cerró la Catedral Metropolitana, porque no había condiciones para el ejercicio de la libertad de culto. En 2007, de acuerdo con la arquidiócesis, en 32 ocasiones grupos simpatizantes del PRD agredieron el recinto.

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Norberto Rivera Carrera, durante una homilía que ofició en la Basílica de Guadalupe el pasado 21 de mayoFoto Yazmín Ortega Cortés

El 18 de noviembre de ese año se realizaba en la explanada del Zócalo la tercera asamblea de la Convención Nacional Democrática, encabezada por Andrés Manuel López Obrador. De pronto las campanas de Catedral comenzaron a tañer más de 12 minutos. Ello provocó el enojo de los perredistas, quienes irrumpieron en el templo y acusaron a Rivera Carrera de pretender boicotear el acto. Esa noche la arquidiócesis anunció el cierre del recinto, que permaneció así cinco días.

El 23 de diciembre de ese año, la arquidiócesis anunció que suspendía las entrevistas que cada domingo, al terminar la misa, ofrecía el cardenal, medida que se mantiene hasta la fecha.

Días antes, en una misa para reclusas en el penal de Santa Martha Acatitla, Rivera Carrera había asegurado que afuera del reclusorio había verdaderos prostitutos y prostitutas de la comunicación, que deshacen la fama de los demás. Lo dicho fue en relación con los señalamientos por encubrimiento.

Pese a esos desencuentros con los medios de información, Rivera Carrera fue pionero en el uso de éstos para realzar su imagen. Héctor Fernández Rousselon, vinculado con la Legión de Cristo, se encargó de la relación del arzobispado con los comunicadores. A partir de 2002, los legionarios dejaron ese encargo.

Una de sus primeras acciones al frente de la arquidiócesis fue montar un sofisticado aparato de prensa, lo que hace 15 años era novedoso. La legión lo asesoró, le diseñó un aparato de prensa pendiente de la coyuntura, del acontecer nacional y del mundo para así posicionarlo en los más altos niveles de la vida económica y mediática del país, comenta Barranco.

En octubre de 1996 el arzobispo desató polémica, pues aseguró que sólo daría información a los periodistas que comulgaran con sus ideas, lo cual costó más crítica en diversos medios.

Un año después, luego de que La Jornada reveló los abusos sexuales de Marcial Maciel, Rivera Carrera perdió los estribos e increpó públicamente al reportero que sacó los hechos a la luz pública. Son totalmente falsos, son inventos y tú nos debes platicar cuánto te pagaron, expresó.

Al cardenal también se le ha imputado tener un excesivo interés por los aspectos financieros. También en ese sentido se le acusó de haber “mercantilizado la cuarta visita del papa Juan Pablo II a México, por el alto costo de las acreditaciones y la participación de diversas empresas para financiar su estancia, entre ellas una de frituras que promocionaba estampitas del pontífice.

Pero lo más polémico fue su enfrentamiento en 1996 con el entonces abad de la Basílica de Guadalupe, el extinto Guillermo Schulenburg. El arzobispo ventiló en los medios un presunto mal uso de los recursos que ingresaban a la Basílica, que se estimaban en esa época en 30 millones de dólares al año. De ese enfrentamiento salió victorioso Rivera Carrera. El abad dejó el cargo y la arquidiócesis manejó las recaudaciones del templo. Posteriormente la CEM entró en escena y desde entonces los ingresos se comparten.

En meses recientes los temas del cardenal han sido nuevamente la pederastia clerical, tras la difusión de diversos casos en Europa. También su crítica a los matrimonios gays y a la posibilidad de que esas parejas adopten niños, su defensa de la familia y el aborto.

En la misa crismal del 2 de abril pasado, con el peso de ser señalado como encubridor de un sacerdote pederasta, Rivera Carrera hizo una dura crítica a los clérigos criminales que enlodan a la Iglesia y nuevamente giró instrucciones para prevenir y detectar dichos actos, que reconoció han sumergido a la Iglesia en una dolorosa y vergonzosa crisis.

En cuanto al aborto, la defensa de la vida emprendida por la arquidiócesis tomó auge con la aprobación de las reformas en el Distrito Federal para despenalizar la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas de gestación, en 2007. Sobre ello, el prelado manifestó en una ocasión: Apoyen a la mujer embarazada para que supere la difícil tentación de eliminar la nueva vida que comienza en su seno.

Sobre las bodas entre personas del mismo sexo, aprobadas en el Distrito Federal el año pasado, el cardenal ha manifestado su rechazo llamando ley inmoral a la que garantizó esas uniones y ha resaltado que el matrimonio es sólo entre hombre y mujer. Sobre la familia, la arquidiócesis ha defendido el modelo familiar nuclear, la convencional.