La Habana, 12 de junio. Un opositor que quedó parapléjico en prisión fue excarcelado hoy y otros seis quedaron reubicados en cárceles de sus provincias, como resultado de las gestiones que ha realizado la Iglesia católica ante el gobierno del presidente Raúl Castro, según confirmaron familiares de los presos.

Ariel Sigler Amaya, quien tiene una condena de 20 años, llegó en ambulancia a su casa, en el poblado de Pedro Betancourt, provincia de Matanzas, unos 150 kilómetros al este de La Habana, procedente del hospital de rehabilitación Julio Díaz de La Habana.

Licenciado en educación física y aficionado al boxeo, ahora de 46 años, Sigler sufrió la parálisis a partir del 23 de septiembre de 2008, cuando estaba en la prisión de Ariza, en la provincia surcentral de Cienfuegos. Tiene además una desnutrición avanzada grave y una afección en la garganta que le dificulta la alimentación, según relató a La Jornada por vía telefónica su hermano Juan Francisco.

Sigler obtuvo una licencia extrapenal, una fórmula que le abre las rejas a un preso si los médicos determinan que su salud es incompatible con el régimen carcelario. Sin embargo, puede volver a prisión, a juicio del tribunal, porque la sentencia sigue firme. Hoy dijo que mantendrá su activismo hasta que el último preso político sea liberado y logremos libertad y democracia en Cuba.

Junto con los seis reubicados, Sigler es parte del grupo de 75 opositores detenidos y sentenciados en juicios sumarios en 2003. Otros seis fueron trasladados hace tres semanas a sus provincias, también por gestiones de la Iglesia. Todos ellos fueron adoptados como prisioneros de conciencia por Amnistía Internacional.

Familiares de los presos confirmaron que esta tarde estaban ingresando a cárceles más cercanas a sus lugares de origen Juan Carlos Herrera Acosta, trasladado de Holguín a Guantánamo, y Jesús Mustafá Felipe, de Guantánamo a Santiago de Cuba, todo en el oriente del país caribeño.

En la capital fueron reubicados Héctor Fernando Maseda Gutiérrez, que estaba en Matanzas, Efrén Fernández Fernández, que vino de la vecina provincia de La Habana, y Juan Adolfo Fernández Sáinz, antes recluido en Ciego de Ávila, en el centro del país. Finalmente, Omar Moisés Ruiz Hernández pasó de Sancti Spíritus a Villa Clara, en la zona central.

Entre los detenidos en 2003, Mustafá tiene una de las condenas más altas, 25 años de cárcel. Es integrante del Movimiento Cristiano de Liberación, igual que Efrén Fernández, sentenciado a 12 años.

Masón y promotor de un grupo liberal, con una sentencia de 20 años, Maseda es el esposo de Laura Pollán, una de las principales activistas de las Damas de Blanco, el grupo de familiares que pugna por la liberación de los opositores presos. Herrera está condenado a 20 años de cárcel, Ruiz a 18 y Fernández Sáinz a 15.