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El tenor vendrá a México para realizar conciertos en el DF, Guadalajara y Acapulco

Villazón: el artista debe creer en un proyecto, entregarse y darlo como regalo

Las presentaciones forman parte de una gira mundial para dar a conocer su disco más reciente

 
Periódico La Jornada
Miércoles 9 de junio de 2010, p. 7

El miedo es algo que no tiene cabida en Rolando Villazón. No, por lo menos, dentro de su desempeño artístico.

“No se puede hacer carrera con miedo –sostiene–; los nervios son bienvenidos. Son unos tigres a los que hay domar y convertirlos en fuego para que se incendie la sala. El miedo hay que dejarlo en el camerino, porque quien tiene miedo finalmente nunca podrá hacer algo.”

De allí que a poco más de tres meses de su reaparición en los escenarios, tras superar una enfermedad que lo mantuvo alejado durante un año, el tenor evalúe ahora como positiva esa circunstancia.

Me quitaron ese quiste (en la cuerda vocal); fue un año en el que pude pasar mucho tiempo con mi familia, un año que me permitió tomar cierta distancia de mi carrera, regresar, abrazarla y saber que me siento contento de hacer lo que hago, a continuar diciéndole sí a los proyectos y seguirme metiendo al escenario con gran emoción, sin reservas, dice el cantante en entrevista con La Jornada, a propósito de la serie de presentaciones que tendrá en México durante junio.

La plática con Rolando Villazón es vía telefónica a Londres, donde actuará el próximo día 13. De entrada, se dice emocionado de regresar a México después de cinco años de su más reciente actuación, la cual ocurrió con El elíxir de amor, en el Palacio de Bellas Artes.

En esta ocasión, el intérprete ofrecerá tres conciertos en sendas ciudades: el 17 de junio, en el Distrito Federal; el 23, en Guadalajara, y el 26, en Acapulco. Estas presentaciones forman parte de una gira mundial para presentar su más reciente disco compacto, titulado ¡México!

Realizado por el sello alemán Deutsche Grammophon, el álbum está integrado por 16 de las canciones mexicanas más famosas del género popular, como Bésame mucho, Veracruz, Perfidia, El reloj, Un viejo amor, Solamente una vez y Estrellita, en las que el tenor fue acompañado por el Ensamble Bolívar Soloist, conformado por músicos venezolanos, todos provenientes de orquestas europeas.

De acuerdo con Rolando Villazón, resulta imposible que no se adviertan cambios ahora que se reincorporó a su carrera: “Vivimos cambiando, somos un instrumento en evolución, así que hay que adaptarse a ellos.

Un cambio evidente es que ahora me lanzo con más fiereza, con más arrojo al escenario y lo doy todo. Estoy disfrutando cada instante y de los muchos instantes que me quedan por delante. Estoy sumamente feliz por mi regreso.

Música que sale del alma

Inquirido sobre qué lo impulsó a grabar el disco ¡México!, el tenor explica que es una forma de compartir con el mundo un aspecto hermoso y brillante de la cultura mexicana. Creo que es importante recordarle al mundo y en algunos casos darle a conocer todo lo luminoso, lo musical y lo extrovertido que hay dentro del ser mexicano.

Para elegir el repertorio, comenta que se basó en todas esas canciones que descubrió y de las que se enamoró durante su niñez, juventud y estudios en el conservatorio de música. Es música que me sale del alma, que llevo en el corazón.

El cantante asume que este disco puede resultar arriesgado, por ser un terreno que no es habitualmente el suyo. Sin embargo, considera que cualquier repertorio que se aborde siempre es arriesgado.

Claro que hay diferencias entre este repertorio y la ópera; pero la seriedad y el entusiasmo con el que abordo una canción de María Grever o Agustín Lara son los mismos para el repertorio de Verdi, Puccini o Handel; lo hago con el mismo respeto y la misma búsqueda, indica.

Hay diferencias vocales entre un repertorio y otro. Uno como intérprete debe encontrar la voz y la técnica adecuadas para lo que va a cantar; se debe respetar lo que la música dice y pide. El estilo no es lo que dicta la tradición, sino lo que la partitura, la música dicen y piden.

Según Villazón, “el trabajo de un artista no es tratar de dar gusto a la crítica o al público. Lo que uno hace es creer en un proyecto, entregarse a él y ofrecerlo como un regalo; prepararlo con amor, con seriedad y entusiasmo, de tal manera que sea el mejor regalo posible que hemos ideado.

Esperamos que la consecuencia sea que el público lo reciba con entusiasmo. Es triste si no sucede así, pero no quiere decir que sea un error aventurarse en lo que uno cree. El artista debe arriesgar, el artista debe creer.