Ya no siento las piernas fue la frase de una de las mujeres en huelga de hambre del Sindicato Mexicano de Electricistas que movilizó la mañana de ayer a los médicos encargados de la vigilancia de los trabajadores en el campamento que mantienen en el Zócalo capitalino. Se trataba de Beatriz Juárez García, quien cumplía ayer 35 días en ayuno.

De las 10 que iniciaron la huelga es la tercera que remiten los doctores a Urgencias de la clínica 29 del Seguro Social por lo que ahora son siete las trabajadoras que continúan en ayuno, a base de agua, miel y suero.

Sus compañeras, preocupadas, se encargaron de dar parte de lo que le estaba sucediendo a Beatriz, pues fue a quienes inicialmente comentó que efectivamente ya no sentía las piernas, lo que llevó a la urgente movilización de los servicios médicos y la petición inmediata de una ambulancia.

En el campamento cuentan con los medicamentos básicos de atención, pero las emergencias se tienen que tratar en el hospital, comentó uno de los médicos de guardia en el Zócalo.

Isabel de la Rosa, otra de las ayunantes, quien dio aviso del mal estado de su compañera, señaló que se mantendrán en esta lucha hasta que sean reinstaladas en su fuente de trabajo: ésa es nuestra petición central, insistió.

Los análisis clínicos realizados por instituciones privadas a las trabajadoras en esta huelga de hambre revelan que las siete que continúan en ayuno tienen bajos niveles de potasio y glucosa.

Asimismo, varias empezaron a presentar pies hinchados por la retención de líquidos, dolor de cabeza permanente, insomnio, mareos y náuseas, así como una pérdida evidente de peso que, en algunos casos, según revelan los expedientes, es de hasta 15 kilos.

Cuestionadas sobre si van a levantar la huelga en los próximos días respondieron que todo depende de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual tiene en sus manos la posibilidad de emitir una resolución que devuelva el estado de derecho al país y les permita regresar a su fuente de trabajo, pues el gobierno no ve ni oye a los trabajadores, y los políticos, a quienes tanto indignan las huelgas de hambre de otros países, la que está en el corazón del país, en el Zócalo, no la ven ni les indigna, expusieron.

Beatriz Juárez fue despedida con el aplauso que le brindaron sus compañeros como reconocimiento a su resistencia.