Las entrañas del mundo traicionero y cruel de las bandas de secuestradores, los mediadores y las autoridades policiacas son exhibidas en la más reciente novela del periodista y escritor Víctor Ronquillo. Con el título Secuestro: los muertos que traigo encima (Ediciones B), la novela es la segunda entrega de una trilogía que gira en torno al tema de la impunidad.

Trata de apartarse de la información cotidiana, del mero impacto inmediato y mediático de los hechos en torno al secuestro en el país, explicó el autor en charla con La Jornada.

Es una novela que intenta explicar qué genera esa realidad tan violenta, cuáles son los resortes profundos de esa maquinaria de impunidad y corrupción. Al mismo tiempo trata de entender y compartir el sufrimiento de quienes son víctimas de secuestro.

En su primera entrega con el titulo Sicario: diario del Diablo, Ronquillo se aproximó a la realidad humana de una de las miles de personas, en su mayoría jóvenes, que han muerto por la violencia perpetrada a partir de la llamada guerra contra el narcotráfico.

En esta ocasión también se refleja el tema de la impunidad, “pero mediante la ineficiencia de las autoridades para investigar los hechos, lo que ha permitido que el secuestro sea una constante amenaza para todos; pues hoy día es una situación con la que uno se puede encontrar, por ejemplo, al entrar en un cajero automático o abordar un taxi.

La realidad es que hace mucho dejaron de secuestrar sólo a ricos: ahora cualquiera puede ser la víctima, a la que se le exigen cinco o 10 mil pesos.

Rodrigo Angulo es el nombre del experimentado, comprometido y romántico periodista, quien entre sus amores, desamores y vicisitudes profesionales se involucra en el caso de los hermanos Gerardo y Jerónimo Castell.

Para Ronquillo, “muchos medios de comunicación se limitan al impacto mediático cuando abordan el problema del secuestro. Convierten el hecho en mero espectáculo que no genera reflexión sobre sus circunstancias y causas.

Ahí se tiene como ejemplo el asesinato de los jóvenes en Ciudad Juárez y lo que presentaron primero algunos medios fueron los rastros de sangre en las paredes.

Desde diversas acciones, añade el autor, “tenemos que intentar construir soluciones y respuestas ante esos problemas, porque como periodistas o escritores nos debemos a la verdad histórica.

Si nos quedamos con el impacto mediático, los hechos se reducen a mero espectáculo que en el fondo provoca terror, paralización de la sociedad que no permite transformar esa realidad. Explicar sus causas, desenmascarar a los reales protagonistas de la impunidad contribuye a que eso no ocurra y a que dejemos de vivir con miedo, destacó Ronquillo.

En Secuestro: los muertos que traigo encima uno de los personajes trabaja como mediador, pero también, cuenta el autor, “tiene que ver con el negocio de la seguridad: vende equipos de seguridad. En su historial participó, como militar, en la guerra sucia, además de haber sido, en algún momento, integrante de corporaciones policiacas; y esos son, abunda Ronquillo, los verdaderos personajes que están actuando en algunas ocasiones como mediadores de los secuestros”.

Eso, concluye Ronquillo, es una manera de dar rostro a los protagonistas de la impunidad, al tiempo de develar los resortes con los que operan.

Su tercera entrega, adelantó el escritor, girará en torno al narcoterrorismo y su impacto político y social.