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El pintor exhibe muestra homónima en la biblioteca José Vasconcelos

Moisés Zabludovsky presenta el libro México: la colonia de los Doctores
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de mayo de 2010, p. a12

“Entendí cómo se gestó el clima político del magnicidio de Luis Donaldo Colosio cuando escribí el texto México: la colonia de los Doctores”, incluido en el libro/catálogo del mismo nombre, expresó su autor, el pintor Moisés Zabludovsky (México, DF, 1959), al presentar ayer el volumen editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes expresamente para la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. Incluye también una introducción de Andrés de Luna, así como Agonía y transfiguración, de Raquel Tibol, artículo escrito en marzo de 1979 y publicado en la revista Proceso número 123.

El acto se celebró en la Biblioteca de México José Vasconcelos, edificio rehabilitado por su padre, el arquitecto Abraham Zabludovsky, donde se alberga una exposición titulada también México: la colonia de los Doctores, que exhibe las dos series incluidas en el tomo: David Zabludovsky (1889-1978): homenaje póstumo y Los cuadros oficiales.

“Fue la primera gran crisis de México que viví –continuó el artista–. Para mí, los magnicidios eran cosa de Álvaro Obregón, que veía como algo totalmente del pasado. Con el de Colosio de repente nos ubicamos en eso que pensamos nunca viviríamos.”

También quiso compartir dos series de cuadros tan opuestos en estilo que ni yo mismo puedo explicar cómo la misma persona pintó algo con dos lenguajes pictóricos tan distintos. Mientras la primera retrata la lenta pérdida de un ser querido, la segunda es un ejercicio sobre el retrato presidencial mexicano, iniciado hacia 1983, en Nueva York.

Cuando Zabludovsky empezó a hacer los retratos del presidente, entonces Miguel de la Madrid Hurtado, anticipó que no le gustarían, y me dije: la culpa es del presidente, no mía. Eso en sí fue toda la dinámica que me hizo seguir y me obligó a adentrarme, por ejemplo, en cosas que nunca supuse. Cuando uno crece en México, quizá ahorita es un poco menos, pero antes el presidente estaba en todo. Hay una acuarela de El Sr. Presidente visitando el templo de Quetzalcoatl, así como a la Coatlicue. Para que ambas obras tuvieron credibilidad, hubo que emprender todo un aprendizaje.

Si la serie empezó muy seria, en el momento que el artista se dio cuenta de que sus cuadros no iban a gustar, dijo me voy a divertir; de allí que se volvieron irónicos.