Se limitó a cumplir órdenes, dijeron militares que conocen al general Mario Arturo Acosta Chaparro, cuando se les preguntó sobre la participación de éste en la guerra sucia en Guerrero, la década de los 70.

Sin haber ocupado altos cargos en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Acosta Chaparro es uno de los militares más conocidos a nivel nacional, y el más cuestionado por organismos defensores de derechos humanos por la participación que tuvo en la represión del movimiento guerrillero en Guerrero y después por su presunta implicación en la matanza de Aguas Blancas.

Es el único militar que enfrentó dos juicios penales; fue exculpado en ambos casos y pasó a retiro con honores, justo un año después de haber abandonado la prisión del Campo Militar número uno.

El distinguido militar purgó casi siete años de cárcel –junto con el extinto general Francisco Quirós Hermosillo– por presuntos nexos con el cártel de Juárez; fue absuelto por el quinto tribunal colegiado de circuito en junio de 2007, en razón de que la justicia castrense no demostró sus vínculos con el narcotráfico, a pesar de que lo sentenció a 16 años de prisión.

También se benefició en su momento de un proceso judicial denominado desvanecimiento de pruebas, que le permitió ser exonerado también de la detención ilegal, tortura y desaparición de más de 20 campesinos guerrerenses –la demanda inicial se refería a 143 víctimas–, que habrían sido tirados al mar desde helicópteros militares bajo su mando.

En 2008, el general pasó a retiro en una ceremonia realizada en abril, en la que recibió una condecoración por sus 45 años de servicio.

La Sedena informó que en el acto se reconoció la labor y el mérito de generales que pasaron a retiro, entre ellos Acosta Chaparro. Diez años antes, organismos de derechos humanos denunciaron que el general había sobrevolado la zona en la que después ocurrió la matanza del vado de Aguas Blancas.