Cannes, 18 de mayo. El director británico Stephen Frears, quien se siente muy a gusto en la comedia costumbrista, aunque lo más sobresaliente en su filmografía siga siendo el cínico drama Las amistades peligrosas y la inteligente La reina, nos alegró ayer el día en Cannes, donde es asiduo, con la divertida Tamara Drewe, admirable y sarcástico retrato de lo que ocurre en una villa de retiro para escritores, en la más tradicional campiña inglesa, entre abundantes dulces hechos en casa y labores de jardinería.

La novedad de esta cinta, muy bien acogida en su proyección fuera de competencia, es que no se desarrolla en los tiempos de Jane Austen y la heroína de la historia, en vez de luchar por un futuro sereno con un buen matrimonio, es una atractiva joven que vuelve al pequeño pueblo donde nació y desata con su presencia un auténtico terremoto social. Es una periodista triunfadora que trabaja en Londres y regresa al campo para hacerse cargo de la granja familiar tras la muerte de su madre. Pero se acuesta con todos los que quiere, va forrada con un mini short audaz y luce su nueva nariz, arreglada por una cirugía estética que ha cancelado su pasado de patito feo. La encarna la guapa Gemma Arterton (la acabamos de ver en Furia de titanes y antes en 007 Quantum of Solace).

Con prados muy verdes como fondo, en el cual pastan las clásicas vacas blancas y negras, cobran vida, en el lapso de cuatro estaciones, las historias de Nicholas, escritor ya entrado en años que siempre anda aventurándose con amantes mas jóvenes; su esposa Beth, compañera paciente y complaciente al extremo; Andy Cobb, atractivo y laborioso, y de Jody Long, adolescente temible, capaz de cualquier locura en nombre del amor obsesivo por su ídolo punk.

Una película liberadora

Conocido por sus adaptaciones literarias, Frears admitió haber disfrutado enormemente la dirección de esta historia, basada una vez más en un cómic, en esta ocasión de Possy Simmonds e inspirado en Via dalla pazza folla, de Thomas Hardy. Conozco a Possy desde hace 40 años y soy un ferviente lector de sus cómics. Cuando recibí el guión de Moira Buffinim, reí mucho. Lo encontré muy jocoso, sexy y muy contemporáneo. Hacer un filme basado en una caricatura es muy liberador. Uno se siente estimulado a trabajar del modo más creativo posible, señaló.

Sobre cómo preparó a los actores para encarnar este despliegue de personajes brillantes, dijo entre carcajadas: No les indiqué nada en absoluto. Sólo les di los dibujos y les dije que esperaba que fueran mejores que ellos.

La película retrata de modo irónico e inteligente una clase social poco plasmada en el cine inglés: Los realizadores aquí hacen muy poco cine sobre la clase media británica. Pero pregúntele el porqué a mi mujer, ella sabe explicárselo mejor, continuo bromeando. “Si pienso en el cine francés, me vienen enseguida a la mente títulos clásicos de Claude Chabrol. Pero en Gran Bretaña sólo se cuentan historias sobre la clase obrera o la aristocracia. Con Tamara Drewe podemos decir que hemos innovado retratando la burguesía a la que pertenezco. Se trata de una comedia bucólica, irreverente, un poco como Sueños de una noche de medio verano. Vivencias de época. Para hacer esta historia he tenido que repensar sobre mi modo de trabajar”, señaló Frears.

La escena hilarante es cuando la embestida de las vacas termina por matar al escritor casanova. Pero todo el filme deleita con una magnifica historia que combina humor y tragedia, una panorámica sagaz sobre un microcosmos de personas deliciosamente fuera de lo común. Un gran mosaico de sentimientos humanos que Stephen Frears delinea con minuciosidad.

Del humor a la polémica

Por otra parte, el director iraní Abbas Kiarostami convirtió la presentación de su película Copie conforme (protagonizada por Juliette Binoche) en un demoledor grito de protesta contra el régimen de Teherán. La razón: la prórroga del encarcelamiento de su colega y compatriota Jafar Panahi, de 49 años, considerado enemigo del pueblo por el gobierno de Mahmud Ahmadinejad, y acusado por la policía secreta de rodar una película sobre las manifestaciones poselectorales en Irán el pasado mes de junio. Que cineastas estén en prisión por hacer películas es algo intolerable. El mundo no puede permanecer indiferente ante este atropello, porque con esto, en Irán todo el arte esta en prisión, enfatizó, a la vez que difundió una carta abierta por la libertad de los encarcelados y en contra de la nueva ley del régimen iraní que obliga a todos los realizadores a pedir autorización para poder proyectar películas en el extranjero.

Panahi había sido invitado a formar parte del jurado de esta edición de Cannes, pero en el acto de inauguración su silla permaneció vacía con un cartel escrito: Jafar Panahi. No en plan metafórico, sino como una abierta reivindicación a su figura.