El presidente Felipe Calderón exhortó al Tricolor a defender el orgullo de la bandera nacional en Sudáfrica 2010, en un acto espectacular, vigilado desde la periferia hasta el último rincón en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), donde el titular de la federación, Justino Compeán, subrayó en nombre del balompié mexicano que nuestro compromiso es del quinto partido hacia adelante, y de paso se sumó a la demanda de respeto para los mexicanos que enfrentan en Arizona la Ley SB 1070.

Para el abanderamiento, un acto solemne del jefe del Ejecutivo que no estilan la mayoría de las naciones asistentes al Mundial, esta vez se colocó una gran carpa tubular que cubrió la cancha principal del CAR. El acceso se produjo mediante un minucioso sistema de custodia realizado por fuerzas de seguridad federal en torno a unos 400 niños del Centro de Capacitación, jugadores de las selecciones menores, varonil y femenil, la mayoría de los 300 invitados especiales y prensa, quienes fueron trasladados desde otros puntos de la ciudad en autobuses, como única opción.

La espera durante el proceso fue de casi tres horas, hasta que por fin arribó el helicóptero de Calderón.

Tras la foto oficial, la toma de protesta, los honores a la bandera con la escolta (Guillermo Ochoa, Efraín Juárez, Israel Castro, Cuauhtémoc Blanco, Jonny Magallón y Carlos Salcido), el mensaje de Compeán y del capitán Gerardo Torrado –quien improvisó una nueva invitación al Presidente para el partido inaugural–, así como la cancelación de un timbre postal alusivo a la participación del Tri en Sudáfrica, el mandatario resaltó el valor del lábaro patrio.

Sé que sabrán demostrar ante México y el mundo que sí se puede. Lleven, pues, con orgullo nuestra bandera nacional, lleven a México en sus manos, con nuestro pasado en el rojo, el blanco con el presente y la esperanza en el verde, expresó.

Portar la camiseta de la selección nacional es un honor, es un gran privilegio, una enorme responsabilidad, porque ahí está, en esa camiseta y en ese escudo de nuestra bandera, representada la patria entera. Yo estoy convencido de que no hay honor más grande en la vida que representar a México en cualquiera de sus disciplinas o de las tareas que tengamos encomendadas, sostuvo Calderón.

Esta vez hay un equipo que ha hablado en voz de su capitán; es un equipo con garra, con coraje, con pasión, con entrega, y no sólo eso, sino es un equipo con gran talento, experiencia, con el mayor número de futbolistas internacionales que haya tenido una selección mexicana, con la mejor combinación de experiencia, juventud, habilidad, fuerza y técnica. Un equipo que se ha integrado con los mejores de principio a fin, con el mejor entrenador, el mejor cuerpo técnico, con los mejores porteros, defensas, medios y delanteros, exaltó.

Tras despedirse de mano de cada miembro de la selección, sin intercambio especial para con el técnico Javier Aguirre, y sí unas palabras de cerca hacia la selección femenil que dirige Leonardo Cuéllar, el presidente se retiró, al tiempo que los seleccionados, quienes habían entrenado por la mañana, desaparecían hacia las villas entre vítores de los niños.

La despedida mayor, ante la afición, será este mediodía en el estadio Azteca con un encuentro frente a Chile, que también se alista para el Mundial.