La auditoría realizada por el Vaticano a la Legión de Cristo no tuvo como propósito acabar con las redes de complicidad existentes en la congregación para el encubrimiento de pederastia, sino lograr el control económico de esta orden, consideró Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones (ALER). Advirtió que tras lo que se va es el capital financiero de los legionarios.

Entrevistado durante el simposio Estado laico y libertad religiosa, Masferrer indicó que la labor de los cinco visitadores enviados por el papa Benedicto XVI tuvo como principal interés realizar un inventario de instalaciones, bienes y servicios de la congregación, todo con miras a que no se afecten los intereses económicos del Vaticano.

Lo que se quiere es controlar los recursos de la legión, así como su estructura de sacerdotes; la pederastia es un asunto secundario. Se calcula que el capital de los legionarios oscila entre 20 mil y 25 mil millones de euros, recursos superiores a los de una petrolera, y también se quiere garantizar que las aportaciones anuales por 100 millones de euros al Vaticano sigan fluyendo, además de los apoyos personales a funcionarios: los embutes.

Agregó que los presuntos investigadores del Papa fueron a explorar qué legionarios podían ser elegibles para recambios e identificar quiénes no les convenían; hicieron un sondeo en la estructura interna de la organización.

Apuntó que además de estar analizando la manera de conservar y administrar, particularmente, las instalaciones educativas de esta congregación, indagaron la forma de hacer nuevas intervenciones paulatinas, pues según Masferrer, desde el fallecimiento de Marcial Maciel, fundador de la legión, el Vaticano ya había comenzado a entrar en ella, terminando en primera instancia con el voto de secreto.

Manifestó que lo que viene ahora son cambios significativos en la cúpula.

En torno a la afirmación de exorcistas del Vaticano de que el demonio orquesta la utilización de sacerdotes para que cometan actos de pederastia, Masferrer dijo que eso es tan creíble como que llega tu esposo y te dice que tuvo una posesión demoniaca que lo orilló a ir a un prostíbulo; ante esto usted demanda el divorcio, pero ésta es la lógica de la Iglesia: que los abusos a menores son pecados o asaltos demoniacos.

El experto puntualizó que sea lo que sea lo que los motive, eso no quita que sean un crimen y deben castigarse con cárcel.