Los niños de la calle
duquen a los niños y no tendrán necesidad de castigar a los hombres, pensaba Pitágoras. Por eso nos extraña, don Marcelo, que de los 14 programas de la Red Ángel del Gobierno del Distrito Federal, ninguno esté dirigido a los niños de la calle, que son los que más necesitan apoyo y un ángel de la guarda.
Imaginen los lectores salir a la calle sin llaves, identificaciones, celular ni dinero, ¡vaya que se necesita valor! Esto hacen estos guerreros urbanos, que no son niños abandonados, sino hijos de familias abandonadas; tienen el coraje de hacerse cargo de sí mismos, por razones que incluyen la pobreza, la violencia y, a veces, hasta rivalidad con un padrastro.
Héroes o delincuentes –depende quién los apoye y guíe–, los talentosos niños que trabajan en la calle son una selección natural
, entre menores y adultos con las mismas desventajas económicas y familiares, pero incapaces de hacerse cargo de su propia vida. Son los verdaderos niños talento (los Streetwise). Lo grandioso sería acercarse a ellos antes de que los males de la calle los atrapen.
Sin grandes presupuestos, con la infraestructura instalada (módulos de participación ciudadana, centros de salud, comedores y deportivos populares); con ayuda de comandos de policías y de jóvenes becarios del DF se puede rescatar el impulso vital de estos niños, en lugar de que sean aprovechados por la delincuencia contra la ciudad y sus habitantes.
Imaginemos: México, ciudad incluyente
. La ciudad ama y cuida a sus niños. Programa de rescate y promoción de los niños que trabajan en las calles del DF… Se podría realizar un programa de credenciales para niños trabajadores en la calle que, además de permitir su identificación, les dé una identidad como ciudadanos (sicológicamente muy importante para ellos); que les facilite el uso de transporte público gratuito; acceso a servicios de salud, a comedores populares y a regaderas en instalaciones del GDF.
Además, se les podría ofrecer talleres de oficios y artes mediante los cuales puedan capitalizar habilidades y adquirir herramientas para cumplir su gran sueño: un trabajo que los dignifique y amplíe sus horizontes.
Víctimas de una sociedad enferma, los niños de la calle son tarea prioritaria de los gobiernos de izquierda en América Latina. Ellos no votan, pero cuentan mucho. La infancia de la calle es un reto para la ética y la creatividad del gobierno capitalino, que depende más de voluntad política que de recursos financieros. (No a la impunidad al crimen en la guardería ABC, de Hermosillo, ni a ningún crimen contra los niños).