Viernes 9 de abril de 2010, p. 4
Giverny, Francia, 8 de abril. El impresionismo, el movimiento más popular en la historia del arte, no habría nacido sin la luz húmeda, la versatilidad del cielo, los colores y la belleza de Normandía (noroeste de Francia), que lanza un festival para celebrarse como su cuna.
A su vez, Giverny, la pequeña localidad normanda donde se instaló en 1883 Claude Monet, cuya obra Impression de soleil levant dio nombre a este movimiento, inauguró una exposición que reúne 80 obras de los maestros que lo protagonizaron, entre ellos Auguste Renoir, Alfred Sisley y Camille Pissarro.
Todos ellos, que como tantos otros artistas siguieron a Monet a Giverny o a sus alrededores, rechazaron el academicismo dominante y compartieron su profundo amor por la naturaleza y por el Sena, que pintaron en tenues y luminosos paisajes al aire libre, indicaron sus organizadores.
Titulada El impresionismo a lo largo del Sena, la exhibición en el museo de Giverny, a 50 metros del maravilloso jardín de Monet, se abre con grandes lienzos preimpresionistas, entre ellos Canotier au chapeau haut de forme, de Gustave Caillebotte, así como cuadros de Camille Corot y Eugène Boudin.
En el último salón de este luminoso museo, pinturas de Henri Matisse confirman que el impresionismo es uno de los movimientos pictóricos que más ha influido en la obra de artistas posteriores.
Normandía fue un fantástico taller para los artistas
, resaltó Jacques-Sylvain Klein, comisario del festival impresionista.