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La última cena mexicana, lienzo de Gustavo Monroy, se exhibe en el MAM

Propone pintor una metáfora de los días amargos y violentos en México

Apelamos al hecho de que hemos perdido sensibilidad por los excesos cotidianos, dice

El cuadro forma parte de la exposición Terca & bella, que reúne obra de nueve artistas

Foto
Tres obras de Gustavo Monroy, entre ellas La última cena mexicana (al centro), que se exhiben en el Museo de Arte ModernoFoto Fabrizio León
 
Periódico La Jornada
Jueves 1º de abril de 2010, p. 6

La Última Cena es uno de los temas que mayor número de obras ha inspirado, desde la más famosa, la de Leonardo da Vinci, hasta interpretaciones con personajes insospechados, como los Simpson.

Una versión propia, pero brutal, es La última cena mexicana, cuadro del pintor Gustavo Monroy, en el cual muestra las cabezas decapitadas del propio artista y de 12 amigos sobre un reluciente mantel blanco.

Una sandía, tres tunas, una pistola y un puñal son los otros elementos del lienzo de gran formato que se integra en la muestra titulada Terca & bella: nueve argumentos sobre la pintura en el Museo de Arte Moderno (MAM).

Pretende ser una metáfora de nuestro tiempo, una crónica de los días amargos y violentos que se viven en el país, principalmente en la frontera norte, apelando al hecho de que hemos perdido sensibilidad por el exceso de violencia que vemos diariamente, señaló Gustavo Monroy (DF, 1959) en entrevista.

En su edición del martes 30, La Jornada publicó que mientras más moderna, La Última Cena es pintada con porciones más grandes de alimentos.

Sin embargo, la modernidad en México no se ve reflejada en las cantidades de alimento, sino en la crudeza y la cercanía de la violencia en la vida cotidiana, sobre todo en las ciudades fronterizas.

Y precisamente, el análisis de la vigencia de la pintura en la época contemporánea y sus manifestaciones en la escena mexicana es el objetivo de la exposición Terca & bella... que confronta la obra de igual número de artistas de diversas generaciones para reflexionar sobre sus formas de expresión: el uso de los colores, motivos, de lo abstracto a lo figurativo, representaciones y simbolismos.

Al respecto, Gustavo Monroy opina que la pintura es un oficio que sigue vivo y México es un país con una tradición muy vasta, que se ha convertido en un espejo de la realidad.

Las galerías, medios e instituciones le han dado difusión a lenguajes que expresan el hartazgo y el nihilismo entre las jóvenes generaciones.

De manera simultánea, mediante el lienzo se siguen proponiendo reflexiones. Por ejemplo, los artistas del norte del país hablan cada vez más de la realidad terrible, de esas regiones tomadas por la violencia que se extiende en círculos concéntricos y que comienzan a tocar a nuestra puerta.

La proximidad de la violencia es lo que Gustavo Monroy resalta con una brutal metáfora al representar a amigos cercanos, la mayoría de ellos artistas, como el fotógrafo Rogelio Cuéllar, los pintores Gabriel Macotela y Arturo Rivera, este último es quien interroga con la mirada inerte al espectador desde el centro del lienzo de 1.33 por 3.66 metros, que se expone junto a otras cuatro pinturas de Monroy.

Terca & bella: nueve argumentos sobre la pintura se presenta en el MAM (Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec). Además de la de Gustavo Monroy, se exhiben obras de Fernando y Franco Aceves Humana, Fernando Brunet, Fernando García Correa, Manuel Monroy, Éric Pérez, Mario Rangel Faz y Omar Rodríguez-Graham, todos con lenguajes, técnicas y temáticas propios, muestrarios del quehacer artístico contemporáneo nacional.