Denuncia el organismo que también secuestraron niños para integrarlos a sus filas
Misión de la ONU se queja de falta de recursos para proteger a los civiles en la región
Lunes 29 de marzo de 2010, p. 21
Kinshasa, 28 de marzo. La organización Human Rights Watch (HRW) denunció hoy una matanza planificada
de por lo menos 321 civiles a manos de rebeldes ugandeses del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), en diciembre de 2009, en el noreste de la República Democrática de Congo (RDC), sin que se haya dado a conocer a la opinión pública.
La operación bien planificada
se desarrolló entre el 14 y el 17 de diciembre en decenas de pueblos de la región de Makombo, en el distrito de Alto Uele donde además el LRA secuestró más de 250 personas, de las cuales al menos eran 80 niños, reportó la organización humanitaria en un documento de 67 páginas titulado El camino de la muerte: atrocidades cometidas por el LRA en le noreste de Congo.
La mayoría de las víctimas fueron hombres adultos que fueron maniatados antes de que los combatientes los mataran a machetazos o les despedazaran la cabeza a golpes
, describe HRW, que desplegó una misión de investigación en esta área en febrero pasado.
Los rebeldes, entre 25 y 40, recorrieron unos cien kilómetros durante la operación, cuyo objetivo era matar, secuestrar y saquear. Entre las víctimas había al menos 13 mujeres y 23 niños. La más joven, de tres años, fue quemada viva, según la investigación.
Los combatientes se hicieron pasar por soldados del ejército congolés o ugandés en patrulla para entrar en confianza con la población; luego pidieron a sus habitantes que se agruparan para finalmente capturar a sus víctimas.
Buscaron específicamente los lugares en los que los lugareños acostumbraban concentrarse, como mercados, iglesias, pozos de agua y escuelas, lo que indica que uno de sus objetivos era secuestrar niños, con la presunta intención de forzarlos a integrarse a las filas de los rebeldes, explicó el informe.
Personas que lograron escapar dieron su testimonio sobre la extrema brutalidad del grupo
, según HRW, que indicó que algunos niños capturados fueron obligados a matar a otros niños que habían desobedecido las reglas del LRA
.
Para HRW, los cuatro días de atrocidades demuestran que el LRA sigue siendo una amenaza para los civiles y no es un grupo debilitado, como pretenden mostrar los gobiernos ugandés y congolés.
HRW lamentó la inercia de la Misión de la Organización de Naciones Unidas en la República Democrática de Congo, que dispone de un millar de soldados en esa región, luego del ataque, y reclamó una estrategia regional global
entre este país, la República Centroafricana, el gobierno autónomo de Sudán del Sur y Uganda.
Alan Doss, representante especial de la ONU para Congo, confirmó que el organismo tuvo conocimiento de ataques en diciembre y de algunas muertes en enero, pero señaló que por lo remoto de las aldeas no se pudo verificar el hecho. Señaló que se tienen noticias de 290 muertos pero que la cifra podría alcanzar los 300.
La ONU se ha quejado de la falta de recursos para proteger a los civiles. La misión cuenta con una base en la localidad de Niangara, en las cercanías de Makombo, aunque cuenta en el lugar con apenas 100 soldados y no posee helicópteros.
Obonyo Olwenyex, vocero del LRA, dijo desde Kenia a la cadena Al Jazeera que, aunque el grupo sigue activo, no ataca a civiles. Quiero decir categóricamente al mundo que el LRA no es responsable de las muertes
en África central.
Aseguró que eso sólo es propaganda del gobierno y responsabilizó a las fuerzas armadas de llevar a cabo las matanzas.
Activos desde 1988 en el norte de Uganda, los rebeldes del LRA tienen la reputación de ser de los más brutales del mundo. Desde 2005 sus combatientes se instalaron en el extremo noreste de la RDC, pero también en la República Centroafricana y en Sudán del Sur.
El grupo antigubernamental de Uganda es dirigido por el autoproclamado profeta Joseph Kony y reclama el remplazo del gobierno por uno basado en los Diez Mandamientos.