Si bien está consciente del riesgo físico que implica mantenerse arriba del cuadrilátero, Israel Vázquez no piensa en la posibilidad de que su vista, ya afectada, se siga dañando, pues el otrora campeón de peso supergallo está seguro de su preparación y afirma que lo puso más nervioso presentarse ayer frente a un grupo de estudiantes de Comunicación, que la pelea que considera la más importante de su carrera: el cuarto combate frente a Rafael Márquez, el 22 de mayo en Los Ángeles.

La victoria por nocaut es lo que gira en la mente del Magnífico, quien les habló a los estudiantes de una universidad privada sobre el orgullo como el arma principal de los púgiles mexicanos y, en su caso, no sólo para conquistar un título mundial por cuarta vez, sino para convertirse en uno de los pocos que lo hace en tres divisiones.

Monetariamente, no me puedo retirar aún; al menos debo trabajar un poquito más, pero me siento bien con lo que he logrado. Creo que hasta ahora las satisfacciones son las que me motivan a continuar dentro de este deporte, señaló el peleador de 33 años, de visita en esta ciudad para realizar promocionales de la pelea, y trámites para la residencia de su esposa en Los Ángeles.

El afán de la pelea entre Vázquez y Márquez ha causado controversia por el daño que ambos se han hecho en los tres combates anteriores, dos de los cuales fueron nominados como lo mejor del año, pero el más reciente, el 1º de marzo de 2008, dejó al Magnífico con desprendimiento de retina, retirado hasta octubre pasado y en monitoreo constante.

“Voy periódicamente al chequeo, trato de evaluarme, y el doctor, que es un fanático del boxeo, me da muchas esperanzas. Lógicamente el riesgo siempre será el mismo.

En aquella pelea subí al cuadrilátero al ciento por ciento, bajé 80 por ciento, pero ahora lo haré otra vez al cien, y depende de cómo salga la pelea, pues vamos a evaluar.

–¿La situación del ojo es lo que te lleva a insistir en el nocaut?

–Posiblemente, pero no; ya nos conocemos tan bien, que sé los puntos débiles y cosas que trataré de explotar en el combate, y es lo que me da la confianza de decir que voy a noquear.

Resaltó que cada día trata de afinar la técnica bajo las órdenes de su entrenador Rudy Pérez, y rechazó que una derrota pueda significar el principio del fin para el perdedor de la pelea, pactada en supergallo.

A 15 años de haberse iniciado como profesional, el camino que eligió tras ganar el Cinturón de Oro, y en tanto llegaba la ficha de la posible carrera universitaria para el de Azcapotzalco, “lo más importante es que la gente se vaya satisfecha, contenta de haber estado dentro de la arena.

Quiero demostrarme qué tan capaz soy de superar un problema grande que tuve y deseo continuar con buenos logros en el boxeo.