n el ánimo del que escribe, el centenario del nacimiento del poeta español Miguel Hernández, a quien esta mañana El País Semanal le dedicaba un extenso tributo. En el recuerdo el poeta mediterráneo, viendo aparecer uno a uno los toros de Barralva, otra conformación que los acostumbrados cada domingo, descendientes de los toros de Saltillo. Los toros de Barralva, altos, guapos, bien plantados, salían buscando un capote mariposero que los envolviera en el meceo de un arrullo maternal y con una media bien toreada les amortiguara la raza. Bravos con los caballos todos los lidiados y sobresalientes en el trapo rojo los tres primeros, el segundo mereció el arrastre lento, los tres siguientes no tanto. El quinto áspero y con dificultades permitió apreciar la torería del diestro colombiano Luis Bolívar que se presentaba en el coso de Insurgentes y confirmó la alternativa española, realizando una faena dominadora a un bicho dispuesto a mandarlo al hospital y que puso de pie a los aficionados.
Lástima que echó a perder el triunfo con el estoque. El torero colombiano será atractivo de carteles la temporada que viene.
A ritmo con el espíritu de los versos toreros de Miguel Hernández, el ritmo de los toros de Barralva:
“Lento muy lento, muy lento,
como el trapo colorado
como corazón planchado
entró el torero en su elemento.”
“Tercio en natural de lujo
donde envidió el juego expuesto
avanzó el alto testuz
de aquella noche lunera
casi escarbando la vera
casi el centro de la luz.”
“Sin alterar la postura
sobre el mármol de su piel
más que torear José
toreaba una escultura
“sólo giraba su mano
ante aquella muerte fuerte
cuyos intentos de muerte
siempre resultan vanos.”
“¡Que manera de mandar
el toro obediente, fijo
lo mismo que un padre a un hijo no cesaba de pasar!”
Se termina la temporada invernal de las corridas de toros en la Plaza México y arranca la temporada española.
Este sábado, en Valencia actuará Arturo Macías. ¡Suerte torero!