Letras sencillas y pensantes, disfrazadas de pop inofensivo invadieron cada rincón del recinto
Cerró en México su gira Viva la Vida, que comenzó en 2008, porque la idea del título del disco del mismo nombre fue inspirado en un cuadro de Frida Kahlo, a quien le dedicó uno de los temas del concierto
Lunes 8 de marzo de 2010, p. a16
Chris Martin, Jon Buckland, Guy Berryman y Will Champion: Coldplay y el público mexicano se obsequiaron (en íntegra reciprocidad anoche en el Foro Sol) más que un concierto, un encuentro de comunicación por medio del rock pesado muy suave
de estos londinenses locochones, a quienes de un tiempo atrás les dio por el altruismo global, hecho que sin duda les ha dado miles de adeptos por todo el orbe, al margen de su buena música.
Haber nacido en latitudes y culturas diferentes no fue impedimento para que los mencionados crearan ritual acústico, en el que se mostraron puentes sólidos construidos con materiales indelebles del ruido de la batería, las guitarras, el bajo (una que otra groove box para deconstruir versiones originales) y el piano de la banda. El hilo conductor de las narraciones sonoras: la educada y fina voz de Chris Martin, que con sus altos tonos embarró la teclas de su piano con todo y sus tensas cuerdas, para erizar la piel de más de 50 mil asistentes al que fue el cierre de su gira Viva la vida, de más de 150 presentaciones.
Viva la Vida
El tour se inició en el Brixton Academy, en Londres en 2008, poco después de la aparición de su reciente álbum, el cuarto, Viva la Vida or Death and All His Friends. Decidió Coldplay el cerrojazo en México, porque fue en este país donde surgió la idea del título del disco, inspirado por un cuadro de Frida Kahlo, a quien dedicaron en el concierto The Hardest Part (La parte más difícil).
Artista y público, en comunión, se entregaron a la libertad de emitir y percibir andanadas acústicas, con perfecto código.
Martin y compañía subieron al proscenio con la ventaja de poseer piezas de sensible y profundas características, además de su activismo en beneficio del comercio justo y muchas otras cuestiones de caridad. Desde que el mainstream les sonrió (hay que recordar que desde que se formó, en enero de 1998 cuando perdimos un concurso de demos en una estación de Londres
), la banda ha donado 10 por ciento de sus ingresos para esas causas, pero la plusvalía, pudo apreciarse anoche con la gran asistencia.
Esfuerzo por agradar
Coldplay hizo un perceptible esfuerzo por agradar, más allá de las fronteras de su música. Se acercaron a la gente con dos muelles que los llevaron casi el centro de la plancha del foro. En uno, realizaron un desenchufado con sólo dos guitarras (Strawberry Swing), y en el otro, reversiones electrónicas de God Put a Smile Upon on Your Face y Talk, piezas emblemáticas de la banda.
Chris Martin lamentaba su español, pero sí pedía a la audiencia hacer la pambolera ola con los teléfonos
, que devino maremoto de luces. El inicio fue más que multicolorido con Life In Technicolor –acabaron con Life In Technicolor II–, tal vez y como la observan y perciben, como quieren que los que asistieron al inmueble de Iztacalco, y los que los siguen con sus discos, la vivan. Se escucharon Violet Hill, la tan popular Clocks –que hasta en los microbuses se escucha, pero en versión sonerísima de la mano del Buena Vista Social Club–, In My Place, Yellow y la buena ondez circuló con unas pelotas gigantes que pintaron de amarillo el auditorio.
En sonoridad muy buena Glass of Water, 42, Fix You, y las cuerdas vocales de Martin provacaban la gritadera. Postcards From Far Away, Viva la Vida, Lost!, Politik, Lovers In Japan, Death and All His Friends, The Scientist, que surcaron por todos los rincones. Rolas de letras sencillas y pensantes, que han estado disfrazadas de un pop inofensivo, que quedará en la memoria de sus fans.
Antes de la aparición de Coldplay, abrieron los mexicanos Le Baron, formado por Lalo, Nan, Olmo y Dani, quienes muestran con excelentes pretensiones sus influencias británicas, seguidos por la rica voz de la multinstrumentista inglesa Natasha Khan, mejor conocida como Bat For Lashes, quien tocó rolas de su Two Suns.