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En la colonia felicitan a la pugilista porque se repuso de un ambiente de drogas y alcohol

Anabel Ortiz, campeona mundial y madre en un medio difícil

Sintió amor a primera vista cuando a los 11 años observó un entrenamiento de boxeo

Mis hijas se emocionan porque soy monarca, dice orgullosa

Desea ganar títulos en distintas categorías

Foto
En abril, Anabel Ortiz hará su primera defensa en NezaFoto Carlos Hernández
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de marzo de 2010, p. a13

Anabel Ortiz creció en un barrio donde lo más normal es observar a niños fumando, tomando y drogándose en plena calle. A ella le ofrecieron un cigarro de marihuana, pero eso nunca me llamó la atención. Sin embargo, la vida le cambió cuando a los 11 años se acercó a la ventana de un gimnasio de boxeo y observó el entrenamiento.

Fue amor a primera vista, define risueña y cuenta una historia que ha pasado rápido: su primera pelea amateur fue a los 11 años y dos meses; realizó unas 130 contiendas, la mayoría contra hombres; después de nueve combates profesionales ganó el título mundial paja del CMB.

Luego se embarazó y casó a los 17 años con el ex púgil Mario Andrade y ahora –con dos hijas a sus 23– sus sueños son convertirse en la primera boxeadora mexicana en ganar títulos mundiales en distintas categorías.

Ortiz Morales se forjó en la colonia La Arboleda, cercana al Molinito, en Naucalpan: Es un barrio difícil, donde hay demasiada drogadicción, pandillas y últimamente ya roban mucho otra vez. Hay niños de 10, 11 años fumando en la calle, de 15 drogándose y tomando en las banquetas, pero creo que caer o no depende de uno. Querer es poder. Y ahora en mi colonia me felicitan porque dicen que yo sí pude reponerme de ese entorno.

Delgada, menuda, sonriente, Anabel es de fácil palabra: “Mi hermano Víctor era boxeador, entonces una vez que fui a buscarlo me asomé y dije ‘de aquí soy’. Me gustaron los golpes y que se sacaban sangre.

Lo que pasa es que siempre fui machorra. Jugué futbol mucho tiempo y también practiqué karate durante cinco años, pero nunca me gustó porque había poco contacto. Antes había menos mujeres en el boxeo y mis peleas amateurs las tuve que hacer casi siempre contra hombres.

La primera vez que se puso los guantes sentí nervios, miedo, vergüenza, pero al final me trataron bien porque le gané a un niño. En el primer asalto lo tumbé y en el segundo ya no quiso salir a pelear. Tenía 11 años, pero supe que esto era lo mío. Lo que más me gustó fue sentirme ganadora, los aplausos y los refrescos que me invitaron porque había vencido.

Sin embargo, hubo una junta familiar encabezada por su mamá para exigirle que se retirara de un deporte tan rudo: me lo prohibieron pero yo más me aferré.

Obtuvo el campeonato nacional el 27 de marzo de 2007 en Tepic, al vencer a Delia López, y dos años después, el 31 de octubre de 2009, conquistó el cetro mundial paja del CMB por decisión unánime sobre la estadunidense Karina Moreno, en Toluca.

“Desde el primer round salí a tirar golpes y me cansé en el octavo, pero me volví a recuperar y seguí atacando –recuerda sobre su conquista mundial–. Sí le gané bien, porque ella no protestó la decisión. Ya me había soñado campeona y hasta se me querían salir las lágrimas de la emoción, pero dije a lo que vengo y salí con todo”.

Aunque se muestra orgullosa de sus logros deportivos, Anabel coincide con sus compañeras pugilistas en el bajo sueldo para las boxeadoras.

Ganamos mucho menos que los hombres; ellos perciben como tres veces más y nosotras hacemos el mismo trabajo, y creo que hasta más, porque la mujer es más disciplinada. Tal vez será por el machismo que sigue afectando, pero una mujer campeona mundial gana lo que un hombre monarca nacional, lo cual no me parece justo.

Su primera defensa será el 17 de abril en ciudad Neza, ante una rival venezolana, en la misma función en la que se dará la cuarta contienda entre Ana María Torres y Mariana Juárez.

Pero los anhelos de Anabel –10 triunfos, cuatro nocauts y una derrota– van en grande: es monarca paja (47.600 kilos) pero se enteró que en Japón existe el título átomo (46.500) y buscará ese campeonato para después subir a minimosca y quizá hasta mosca, con lo que sería la primera pugilista mexicana en conseguir títulos en categorías diferentes.

Ser campeona es una satisfacción para mí y mi familia. Ahora me da más gusto porque mis hijas Danae y Evelyn se emocionan porque tienen una mamá triunfadora: eso es para nunca olvidar. También me agrada que uno puede sobresalir a pesar de vivir en un medio difícil, resume orgullosa.