El creador presentó su discurso Lo lúdico en lo cotidiano en el Museo de San Carlos
Sábado 6 de marzo de 2010, p. 5
El reino del hombre es infinitamente mayor de lo que sospecha, un reino que nadie puede robarle y que siempre aflora y se hace visible
, planteó el artista plástico Arnaldo Coen durante su discurso Lo lúdico en lo cotidiano, con el cual ingresó la noche del jueves a la Academia de Artes, y en el que hizo una amplia reflexión sobre el arte, la ciencia, la creatividad y el conocimiento más allá de la razón y la libertad.
Una propuesta del arte sugiere representar la realidad tal como la vemos en ese instante. Otra, lúdica, invita a jugar con elementos reales con objeto de transformarlos en otra realidad distinta de la pura representación de algo: busca su propia naturaleza, un conjunto de formas, sonidos o palabras que, en sus diferentes connotaciones, digan otra cosa: lo otro, lo que no se ve, ni se escucha, ni se toca.
Esta última propuesta, agregó Coen (1940), aparta al hombre de la verdad concertada, la que ordena, ajusta y arregla las partes de una cosa, para convertirlo en un rebelde: su actitud lúdica es una instancia de sabiduría
.
Sentado junto a sus nuevos compañeros Mario Lavista, Teresa del Conde y Louise Noelle, quienes lo recibieron como nuevo miembro de número en la sección de pintura –en el lugar que ocupara el artista José Chávez Morado–, Coen habló ante un público que llenó el auditorio del Museo de San Carlos y que tuvo que acomodarse en escaleras o permanecer de pie en los pasillos.
Basado en planteamientos del artista alemán Joseph Beuys (1921-86) y en la asociación e intercalamiento de posibles coincidencias entre éste y la sabia mazateca María Sabina, ambos hermanos lejanos
, Coen desarrolló una larga exposición en la que destacó: “En sus ‘acciones’ e ‘instalaciones’ queda plasmada, como realidad, en la obra de Beuys, esta idea del conocimiento más allá de la razón, esa nueva forma de ejercer el conocimiento y, sobre todo, de buscarla; es una idea que persigue la evolución, la ruptura y la obtención de la libertad.”
Coen puso un ejemplo: Cuando Beuys, en un acto, mete un coyote dentro de una galería, consigue poner en evidencia un entorno ordenado. Sus actos, resultado de una elaborada voluntad de caos, resaltan así la naturaleza básicamente incoherente de lo establecido. Beuys reacciona ante la opresión concertada del poder y la ideología, postulando la alternativa de la autodeterminación libre y anárquica: se trata de ejercer el desorden, de rehabilitar su expresividad y su poder de sedición, de criticar al orden pactado
.
Pero Coen aclara que el artista alemán recurre al desorden en pos de un orden diferente; hay en su ruptura con el orden una búsqueda voluntariosa de otra expresividad, de otra forma de ordenar nuestros impulsos, más acorde a nuestra autodeterminación
.
Según Beuys, el día en el que los artistas, y con ese término entiendo todos los hombres creadores, se den cuenta de la fuerza revolucionaria del arte entendida precisamente como creatividad, comprenderán que arte y ciencia tienen los mismos propósitos
.
En esa línea, Coen trajo a cuento diversos rezos-poemas de María Sabina, por ejemplo: Soy la mujer que mira hacia adentro/ Soy la mujer que busca debajo del agua/ Soy la nadadora sagrada/ Porque puedo nadar en lo grandioso./ Soy la mujer sabia en el lenguaje/ porque soy la mujer sabia en medicina./ Soy la medicina enraizada por la paciencia
.
El compositor y músico Mario Lavista respondió el discurso de Arnaldo Coen y dio la bienvenida como nuevo académico a su amigo de varios años, de quien destacó la relación poética entre su obra plástica y la música, entre lo que se mira y se escucha, lo visible y el sonido.
La música para él es, ha sido y seguirá siendo uno de esos denominadores comunes de la experiencia humana, gracias a la cual los seres vivientes se reconocen y dialogan
, comentó Lavista.
Durante la ceremonia se proyectó un video en homenaje a John Cage, en el que aparecen Lavista y Coen comentando el proyecto de su obra conjunta Jaula.
También se inauguró la exposición Versiones y perversiones, curada por Eduardo Matos Moctezuma y conformada por cuatro cuadros de Coen, tres de ellos inspirados en las pinturas sobre grandes batallas del renacentista Paolo Ucello, muestra de la que expuso Coen en 1990 en el Palacio de Bellas Artes.