lgunos lectores seguramente recuerdan que don Marcelo Ebrard prometió convertir a la ciudad de México en la más verde de América Latina. Esto exige, por lo menos, una política de reforestación urbana y mantener en buen estado los parques y jardines existentes. Y además evitar que la expansión de la mancha de concreto continúe sobre las áreas de reserva ecológica y agrícola con que cuenta la capital del país y que suman más de 50 mil hectáreas.
Según informes oficiales, los pasados 13 años disminuyó la industria de la invasiones a esa reserva con el fin de establecer asentamientos humanos que luego son regularizados en tiempos electorales. En cambio, la mancha de asfalto avanza sin control sobre tierras agrícolas y arboladas en los estados de México, Hidalgo y Morelos. Son en estas entidades donde se ubican los municipios que registran el mayor crecimiento poblacional de la cuenca de México, debido a que no existe ningún plan metropolitano que garantice el crecimiento sostenible, el cuidado del medio ambiente y los recursos naturales.
Mientras alguien informa a la ciudadanía de los avances en la tarea de hacer de la ciudad de México la más verde de América Latina, continúa el deterioro del Parque Ecológico de Xochimilco, importante cuerpo de agua y pulmón verde al que llegan miles de aves migratorias que huyen de las inclemencias del clima en Canadá y Estados Unidos.
Hace dos años denunciamos aquí el deterioro de dicho parque, el avance del lirio acuático y la poca atención que recibe de las autoridades. Este año nuevamente los lectores nos envían evidencias fotográficas que muestran cómo la situación empeora. Por ejemplo, el lirio sigue invadiendo los canales y, como consecuencia, llegan menos aves. El personal que se encarga de dar mantenimiento es insuficiente y ello explica, en parte, lo que sucede. Además, parece que hay proyectos para restarle área verde con obras diversas para atraer visitantes, entre ellas un gran acuario.
En otras partes del país también ciertos cuerpos de agua sufren deterioro, como las lagunas Negra y Tres Palos, en Acapulco. Ya en 1989 un estudio del doctor Alfonso V. Botello, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, advertía sobre los daños que sufrían ambas al convertirlas en destino final de las aguas negras del poblado de Puerto Marqués, hoteles y negocios turísticos que existen cerca. Laguna Negra se encuentra cubierta en su mayor parte por mangle y su principal uso es ser refugio faunístico y florístico de primer orden. No obstante, a lo largo de ella se vierten múltiples descargas de aguas residuales.
El científico agregó que por la riqueza natural que había en dichas lagunas era urgente regresarles su salud ambiental. Nada de eso ha ocurrido, pero en cambio se abrió una barra a la laguna Negra, con lo cual se alterará mucho más su situación ecológica y la fauna y flora acuática que allí existen. Además, se tiene proyectado un negocio inmobiliario ecológico
: el Centro Pegaso Mex-Tenis, que junto con un complejo deportivo planea construir una zona residencial y comercial con sus servicios conexos y un pequeño parque ecológico
. En cuanto a la laguna Tres Palos, cabe señalar que hace 22 años el gobierno de Guerrero acordó un programa para su desarrollo integral y proteger su ecología. Jamás se cumplió.
Se pretende también abrir otra entrada de agua de mar en laguna Barra de Potosí, a unos 25 kilómetros de Zihuatanejo, a fin de incrementar la actividad salinera, pero rompiendo el equilibrio ecológico que tiene. Como en otras lagunas del país, el mar abre y cierra periódicamente la entrada del agua marina por medio de barras naturales, enormes bancos de arena que el oleaje se lleva y devuelve como parte de un proceso natural.
En tanto, continúan las protestas de los miles de damnificados por las recientes inundaciones en la zona metropolitana de la ciudad de México. Los funcionarios les prometieron todo tipo de ayuda, pero no llega o es insuficiente. Como en otras partes del país igualmente afectadas por las lluvias y la deficiente planeación urbana.