La Secretaría de Educación Pública evalúa aplicar en la mayoría de las ciudades fronterizas del norte algunos componentes del proyecto educativo que aplica la dependencia en Ciudad Juárez, Chihuahua, entre los que destaca el programa ConstruyeT, destinado a estudiantes de bachillerato, frente a la ola de violencia que se vive en la región, informó Miguel Ángel Martínez Espinosa, subsecretario de Educación Media Superior.

Al concluir los trabajos del Consejo Nacional de Autoridades Educativas, en su capítulo de representantes de educación media superior, destacó que solicitamos que se tenga atención en todas las ciudades fronterizas en las que estimamos puedan tener una problemática similar. En prácticamente todas pensamos que algunos componentes del modelo que se aplica en Ciudad Juárez podrían usarse, pero aún estamos en una fase de evaluación preliminar.

El funcionario indicó que entre las acciones para consolidar el programa ConstruyeT, orientado a acciones de educación para la paz y prevención de adicciones, sostuvo reuniones con representantes de la sociedad civil juarense y del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia para discutir los contenidos específicos de este programa en Ciudad Juárez y cómo se va ampliar su aplicación en esa localidad. A esto se suma, agregó, una inversión de más de cien millones de pesos para la construcción de nuevos planteles de educación media superior en ese municipio.

En cuanto a las acciones para frenar la obesidad en la población adolescente, indicó que en bachillerato el tema se hace más complejo, porque también se presentan otros problemas, como bulimia, anorexia y otro tipo de desórdenes alimentarios. Nuestra apuesta, más que prohibir, busca formar a los jóvenes para que ejerzan en este aspectos, y muchos otros, una libertad responsable.

Reconoció que la subsecretaría de Educación Media Superior no cuenta con un censo sobre el porcentaje de población estudiantil con obesidad, sobrepeso o con desórdenes alimentarios, pero destacó que encuestas recientes revelaron que los alumnos de ese nivel educativo reconocen que se debe tener una dieta balanceada, pero son acríticos con el tipo de hábitos alimentarios que llevan en el hogar, pues se piensa que si es comida hecha en casa es sana, aunque no siempre es así.

Reiteró que el problema de la obesidad infantil no puede reducirse a un fenómeno vinculado sólo a las tienditas escolares, es mucho más complejo que eso.