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Los ataques, contra hoteles; las víctimas, 13 civiles y tres policías, reportan autoridades

Talibanes asestan nuevo golpe en Kabul; al menos 16 muertos en dos bombazos
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Policías afganos trasladan a un herido en el sitio de una de las explosionesFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 27 de febrero de 2010, p. 19

Kabul, 26 de febrero. La resistencia talibán volvió a penetrar las líneas de la retaguardia gubernamental y de las fuerzas extranjeras de ocupación con dos ataques con explosivos en la capital afgana, en los que murieron siete civiles, tres policías, al menos cuatro ciudadanos indios, un francés y un diplomático italiano, consejero político de la embajada en Afganistán.

Los ataques fueron realizados de manera simultánea por talibanes que hicieron estallar bombas ocultas en sus cuerpos cuando apenas aparecían los primeros rayos del sol en Kabul, fuertemente resguardada por policías y militares afganos y extranjeros.

Los dos objetivos estuvieron dirigidos contra inmuebles donde normalmente se alojan extranjeros: los hoteles Aria y Park Residence.

Un combatiente talibán hizo estallar un coche bomba estacionado frente al Aria, mientras otros dos militantes que llevaban sus torsos cubiertos de explosivos penetraron en el Park Residence y llegaron hasta la zona donde había varios policías. Uno detonó su carga en un salón donde había cuatro agentes y el otro fue abatido antes de estallar su material.

Testigos dijeron haber escuchado en la zona otras dos explosiones y tiroteos, lo cual hace suponer que la operación talibán estuvo coordinada y apoyada por varios hombres y no sólo por dos atacantes solitarios.

Aunque el talibán ha logrado penetrar varias veces la retaguardia de las fuerzas gubernamentales y extranjeras en los últimos dos años, en los que se ha intensificado su capacidad de acción y resistencia en casi todo el país, más allá de sus bastiones en las regiones montañosas de la frontera sur, este ataque es un nuevo recordatorio de que los combatientes pueden movilizarse directamente en la capital.

Kabul vivía en relativa calma desde que el talibán organizó un ataque que dejó una docena de muertos y decenas de heridos el 18 de enero, cuando hombres armados tomaron el centro de la ciudad, entraron en varios ministerios, el banco central y un centro comercial. Los enfrentamientos en las calles se prolongaron varias horas.

El viernes es día feriado en este país, habitado mayoritariamente por gente que profesa el Islam y dedica este día a la oración.

La llamada zona verde, barrio del centro de la capital que alberga embajadas y residencias, fue acordonada después de los atentados para proteger a un centenar de extranjeros.

Este nuevo ataque de la resistencia se produjo 13 días después de que unos 15 mil soldados extranjeros y afganos comenzaron una ofensiva en la provincia de Helmand, con la intención de arrebatar al talibán una región agrícola que desde hace dos años había sido recuperada por los combatientes que representan a la fuerza política que gobernó entre 1996 y 2001, desde que concluyó el retiro de tropas rusas y Estados Unidos y sus aliados occidentales invadieron Afganistán en represalia por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

Durante esta operación, denominada Juntos, las tropas de la OTAN –en su mayoría estadunidenses– han matado por error a cerca de medio centenar de civiles en dos ataques. La embestida incluyó el bombardeo aéreo de dos camiones de transporte público.

En lo que va del año, un centenar de soldados extranjeros han muerto en acciones de guerra del talibán.

Para tratar de revertir el fortalecimiento de la resistencia en los dos últimos años, la cantidad de tropas de la OTAN fue elevada a 121 mil. Sólo Estados Unidos reforzó con 30 mil militares, por órdenes del presidente Barack Obama, mientras otros gobiernos aliados apoyaron con 10 mil.