Aunque el público ovacionó, la tv local dijo que la compañía no cumplió las expectativas
Es el principio de una buena amistad
, dijo la prima ballerina assoluta Alicia Alonso
Lunes 15 de febrero de 2010, p. a11
La Habana, 14 de febrero. Una nueva generación de bailarines protagonizó el sábado el rencuentro entre el Bolshoi y el Ballet Nacional de Cuba, en una función única que acabó con 30 años de ausencia de la casa dancística rusa en la isla.
Era 1980 cuando esa compañía bicentenaria vino a Cuba por última vez. Una década más tarde, la distancia política hizo imposible una nueva presentación. Se derrumbó la Unión Soviética y se enfriaron las relaciones entre Moscú y La Habana, pero el rumbo empezó a modificarse en los años recientes.
La gala del Bolshoi, que se realizó el sábado pasado con la compañía mayor de la danza cubana como anfitriona y la dirección de la eximia Alicia Alonso, marcó el momento simbólico de la nueva etapa entre los dos países. La función coincidió con una noche invernal, azotada por un frente frío y era el plato fuerte del programa cultural de la feria internacional del libro, que se desarrolla esta semana y tiene como país invitado a Rusia.
Estamos todos muy contentos porque creo en la unión de los artistas; no hay nada más bello que eso para un país
, dijo Alicia Alonso a la prensa. Es el principio de la buena amistad
. Los jóvenes que saltaron al escenario del teatro Carlos Marx eran alumnos de las escuelas básicas de danza cuando el Bolshoi hizo su anterior gira por la isla.
El rencuentro quedó sellado con una ovación final, aunque la reacción del auditorio mostró fuerza y gusto por las actuaciones de sus grandes favoritas, Viengsay Valdés (pas de deux del tercer acto de Don Quijote) y Anette Delgado (Odile en el pas de deux de El cisne negro, tercer acto de El lago de los cisnes), acompañadas por los también muy recompensados Elier Bourzac y Alejandro Virelles (Príncipe Sigfredo). Los estelares Anna Antonicheva y Dimitri Beologlovtsev fueron premiados con fuertes aplausos en el vigoroso adagio de Espartaco.
Según la televisión cubana, las expectativas con el Bolshoi no fueron cumplidas. Los bailarines estuvieron muy por debajo de lo esperado y lo acostumbrado por el público cubano, conocedor de este arte, que sí ha disfrutado en otras ocasiones de excelentes primeras figuras y bailarines
de la compañía rusa.
El comentario agregó que el grupo anfitrión desplegó en la escena una vez más lirismo, refinamiento, fuerza, virtuosismo, técnica y arte, demostrando la excelencia de la escuela cubana de ballet
.
Dos días antes, algunos protagonistas destacaron ante la prensa el toque singular de la función. Valdés hizo notar, por ejemplo, que los espectadores verían dos formas distintas de movimiento, contrastantes. Vladimir Neporozhny decía que el programa recogía composiciones clásicas muy trabajadas por ambos conjuntos.
A diferencia de la gira del Royal Ballet de Londres, que en julio pasado montó aquí una función en la que se mezclaban las dos compañías, esta vez cada grupo hizo su trabajo. Además de las obras citadas, la velada incluyó adagio de El lago de los cisnes; pas de deux de Las intermitencias del corazón; pas de deux de Raymonda; adagio de La Rosa de La bella durmiente del bosque, suite de Carmen y Tango de El siglo de oro. El remate fue Acentos, cuadro cubano contemporáneo.
Integrantes del Bolshoi vinieron a Cuba por primera vez en 1960. Los primeros bailarines soviéticos Nina Timofeyeva y Boris Khokhlov abrieron el Primer Festival Internacional de Ballet de La Habana.
La muestra cultural rusa de estos días en La Habana incluye también el regreso del poeta Evgueni Evtushenko; sendos ciclos de cine actual y de la épica soviética, como las cuatro partes de La guerra y la paz, de Serguei Bondarchuk, y las dos de Crimen y castigo, de Lev Kulidzhanov, así como ediciones en español de esas obras de León Tolstoi y Fiodor Dostoievsky, entre otras.