Celebra el centenario de Miguel Bernal Jiménez, con dos funciones en el Teatro de la Ciudad
Fernando Lozano tendrá la batuta y en el apoyo presupuestal figura Proyecto 40
Sábado 6 de febrero de 2010, p. 5
La Compañía Nacional de Ópera (CNO) inaugurará su temporada 2010 con la reposición de un título mexicano: Tata Vasco, con el cual la agrupación celebra el centenario de su autor, Miguel Bernal Jiménez (1910-1956).
El equipo creativo y elenco de esta obra, cuyas dos funciones tendrán lugar en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, el 11 y 14 de febrero, es de origen nacional, además de que la mayoría de los participantes han intervenido en los montajes que anteriormente se han hecho de este título e incluso en su grabación.
Son los casos del director de orquesta Fernando Lozano, quien se encargará de la parte concertadora, así como de la soprano Violeta Dávalos, quien ha encarnado a la princesa Coyuva las dos más recientes ocasiones que esa ópera ha sido presentada en Bellas Artes: en 1992, en versión de concierto y en 2006. La cantante también interpretó ese papel en la citada grabación.
Se suma el barítono Jesús Suaste, quien también actuó en la puesta de Bellas Artes en 2006; en aquella ocasión, con motivo del cincuentenario luctuoso del músico michoacano y en la que, de forma curiosa, como ahora, sólo se ofrecieron dos funciones.
Debut de David Attie
Con 2 millones de pesos de presupuesto total, así como el patrocinio de la Fundación Sebastián, la revista Pro Ópera y Proyecto 40, este montaje de Tata Vasco marca el debut con la CNO de David Attie, quien se encarga de la parte escénica y coreográfica.
La escenografía y el vestuario, en tanto, corresponden al escultor Sebastián, cuya propuesta parte de un lenguaje contemporáneo pero que al mismo tiempo alude a la tradición y a las culturas indígenas de México, como en general ocurre con este montaje de la ópera de Bernal Jiménez, según Alonso Escalante, director de la CNO.
En conferencia de prensa, ayer, el funcionario confió en que el publicó apreciará un espectáculo muy redondo
de este drama sinfónico, como la llamó su autor, en cuyos cinco cuadros puede advertirse la síntesis de intereses de Bernal Jiménez por el nacionalismo y la música sacra.