Entre reclamos, el mandatario capitalino organiza la ayuda
Para agilizar las labores de apoyo, divide la zona en ocho regiones
Sábado 6 de febrero de 2010, p. 30
Son las 8:30 horas del viernes 5 de febrero. El nivel del agua no cede, por el contrario, sube unos centímetros más rebasando el metro en algunos puntos de la colonia Arenal, cuarta sección. El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, hace un balance de la situación, 10 horas después de que estuvo ahí, pero es interrumpido por los vecinos con una retahíla de reclamos que van subiendo de tono.
Vecinos, vecinas, ¿sí me escuchan? Por favor, quiero explicarles qué está pasando, qué estamos haciendo y cómo vamos a trabajar
, ataja. Ebrard reconoce que está costando trabajo sacar el agua e informa que son más de mil 500 viviendas, de 16 manzanas, con problemas de inundación.
Por espacio de más de dos horas atiende por separado a los afectados dentro de una carpa de no más de tres por tres metros. Afuera, el ir y venir de camiones, a los que el agua les cubría las llantas, y lanchas, inclusive de la Marina, que trasladan a personas desesperadas, maletas en mano, con sus mascotas. Con doctores y enfermeras, con policías, elementos de la Marina.
Al paso de las unidades la gente grita desde las azoteas o a través de las ventanas del primer nivel pidiendo agua, alimentos, que los saquen.
Ante la falta de transporte, María de los Ángeles Vidal decide ir a buscar a su familia. Sin embargo, desiste cuando el agua me llegó al pubis y si bajaba la banqueta me pasaba las nalgas
, comenta.
El secretario de Seguridad Pública local, Manuel Mondragón, comenta que en la colonia Casitas hubo un conato de enfrentamiento entre vecinos. También ocurren fricciones entre el personal de las distintas secretarías que apoyan.
Poco a poco las caras empiezan a pintarse de rojo por el intenso sol que sale después de dos días de lluvia. Se teme que haya casos de insolación.
Después del mediodía el mandatario capitalino anuncia que para agilizar la ayuda y normalizar la situación a la brevedad, dividió la zona afectada en ocho regiones, cada una con un responsable.
De nueva cuenta un grupo de vecinos lo rodea. No están llegando hasta el fondo, se quedan en la orilla
, todavía hay gente atrapada
, no tenemos agua, ni comida
, no podemos irnos de nuestra casa por la rapiña
, ya nos quitaste la luz, el teléfono
,. reclaman. No quieren traer a mi papá y tiene 90 años
, balbucea una señora entre lágrimas.
Ebrard ofrece a un vecino ir en ese momento al lugar que quiere. Todos parejos, no se vale que haya privilegios
, refuta otro señor.
A las tres de la tarde un nuevo reporte, tres horas después recorre la zona y minutos antes de las siete de la noche anuncia que solicitó la aplicación del programa DN III.