Jueves 4 de febrero de 2010, p. 29
Cancún, QR, 3 de febrero. El crecimiento de una especie de peces que puede poner en peligro los arrecifes de coral en el Caribe mexicano puso en alerta a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
Se trata del pez león (Pterois volitans), que ha arribado a las costas de Quintana Roo. Debido a su voracidad y a que no tiene depredadores naturales en la zona, podría alterar a largo plazo y en forma definitiva el equilibrio ecológico del sistema arrecifal
.
La voracidad de esta especie puede causar la eliminación de peces carnívoros y herbívoros, crecimiento algal descontrolado y desaparición de corales, dada su menor competitividad
, según la dependencia federal.
En los reportes incluidos en el Programa de Alerta Temprana y Control del Pez León de la Conanp se menciona una investigación que se realizó en Bahamas, cuyos resultados, dados a conocer en 2008, revelaron que la presencia del pez león redujo 79 por ciento el reclutamiento de peces (proceso de crecimiento de los ejemplares jóvenes hasta alcanzar un tamaño con el cual ya son considerados parte de la población).
Este proceso se ha visto alterado por la presencia de la especie mencionada, que en Bahamas ha alcanzado una densidad de 400 ejemplares por hectárea, casi cinco veces más de lo que se observa en el mar Rojo, área de presencia natural del pez león.
El principal problema es que en el Caribe mexicano, al igual que en Bahamas, no existe un depredador natural de esta especie.
El pez león llegó en 1992 a la Florida, liberado al medio natural de forma accidental y/o voluntaria
. Se ha extendido por toda la costa este de Estados Unidos y en el Caribe mexicano ya se ha constatado su presencia en Isla Contoy, Isla Mujeres, Cancún, Cozumel, Playa del Carmen, Kantenah, Sian Kaan y Majahual, todos en la costa de Quintana Roo.
El pez león come todo tipo de peces arrecifales, hasta langostas; puede pesar hasta 10 kilogramos y vivir más de 10 años.
Su comportamiento es otro problema, ya que puede andar solo o en grupo. Los adultos son osados, no temen a los buzos y pueden estar en el mismo sitio más de seis meses.
Es difícil cazarlo, pues sus espinas dorsales contienen un veneno peligroso. La extracción de este pez sólo puede realizarse a mano e individualmente, con redes hechas a la medida y guantes antipunción.