Todavía no es un fuera de serie, pero trabaja para lograrlo. Por ahora tiene sus metas profesionales bien definidas: ganar un título mundial de boxeo, un Grammy y un Óscar.

Es el plan de vida del jalisciense radicado en Orange Country, Los Angeles, Alfonso Gómez (29 años/22-4; 12 nocauts), quien ya tuvo una probadita de pantalla chica con su participación en el reality show The Contenders.

El pugilista está en la antesala de, eventualmente, ceñirse su primera corona del orbe –luego de defender con éxito su cetro continental wélter del Consejo Mundial de Boxeo–, el 13 de marzo en el estadio de los Vaqueros de Dallas ante su experimentado compatriota José Luis Castillo (37 años/70-60-9; 51 nocauts), en la velada The Event, donde Manny Pacquiao expondrá cetro ante el ghanés Joshua Clottey.

Entrenado bajo la exigencia de su padre y ex púgil del mismo nombre, Alfonso, quien emigró con su familia hace 19 años al vecino país del norte en busca de mejores oportunidades, se muestra seguro de que “esta vez sí puedo cumplir con mi primera meta, el título mundial.

Antes debo vencer a Castillo, quien tiene mucha experiencia, pero yo tengo la juventud y el deseo de seguir subiendo en mi carrera profesional.

El martes anterior, durante la presentación de la contienda, mostró en público sus dotes de compositor musical, al entonar el estribillo de una canción sobre la pelea: un veterano y un chiquillo, y aunque sé que mi oponente tiene mucho colmillo, yo soy un vampiro, soy el jefe de Castillo.

El hip-hop, para el futuro

Vestido con saco y pantalón informales oscuros, según su identificación con el grupo musical de hip hop Hy3rid, que integra con sus hermanos Jesús (Doctor Zeus) y Roberto (Rob), el boxeador se muestra emocionado durante la charla por las notas que interpretaba el mariachi en el lugar de la entrevista, al comentar que además del boxeo, que es mi pasión, también componer canciones en español es lo mío, por eso (a Castillo) le mostré que también puedo moverme en otros terrenos, aunque por ahora sólo pienso en que debo hablar con los puños, no con la lírica.

De palabra fácil y trato sencillo, quien fue representante del equipo olímpico mexicano de boxeo en 2000, sabe que su rival siempre va hacia adelante, tira ganchos fuertes, tiene la mano pesada y lo ha comprobado, por lo que la estrategia a poner en práctica es mantenerme a distancia, tener las piernas para aguantar toda la ruta y como yo tengo mayor alcance, aprovecharlo.

Si bien acepta que su récord no es impresionante, esgrime en su defensa que desde el inicio de sus carrera siempre me pusieron ante los leones y les gané, inclusive en categorías superiores a la mía (wélter).

Agradece a los promotores que confían en él, aunque no lo liga un contrato, e insiste en que ojalá algún día me den la opción de enfrentar a Pacquiao.

Dueño de un estudio de grabación audiovisual, donde promociona artistas que se inician, el autodenominado tapatío de corazón y orgulloso mexicano, apunta que la vena artística también “me la tomo muy en serio, porque sé que el tiempo en el boxeo dura poco y cuando llegue el retiro, que estimo sea en cinco o seis años, seguiré con la música y la actuación. en lo que se graduó con el apoyo de su familia.

Alfonso necesita aprovechar la visita a su país para atender todos los pendientes, pero antes de irse afirma: Este 2010 tiene que ser mi año, estoy seguro. Voy por mi título mundial, quiero protagonizar un evento como estelar, pero antes debo dar cuenta de Castillo, para años después trabajar por el Grammy y el Óscar, acaso bajo su seudónimo D. Luna.