Lo acusan de violar usos y costumbres
Lunes 25 de enero de 2010, p. 32
Toluca, Méx., 24 de marzo. Pobladores de la delegación de San Cristóbal Huichochitlán, la mayoría indígenas otomíes, determinaron en asamblea expulsar al párroco de la comunidad, Cornelio Margarito Rivera González, a quien acusaron de violar el ejercicio de sus tradiciones y costumbres
al imponer a fiscales, sacristanes y mayordomos de la iglesia local sin haber tomado en cuenta a los feligreses.
Consideraron que la permanencia del cura es insostenible
ante los desacuerdos entre él y pobladores, quienes perdieron no sólo la confianza, sino el respeto hacia su figura
.
Indicaron que además sospechan que el sacerdote hace mal uso de los recursos que le entregan los fieles. De un día para otro nos enteramos de que ya tiene una camioneta Ford Lobo de lujo, y nos preguntamos de dónde. El padre es muy ostentoso, cuando debería poner el ejemplo de austeridad en San Cristóbal, una de las localidades más pobres de Toluca
, dijo un habitante que, al igual que sus vecinos, pidió anonimato.
El conflicto entre el párroco y los feligreses surgió a finales de 2009, cuando Rivera González anunció que él determinaría quienes serían sus sacristanes, mayordomos y fiscales, pese a que por tradición la comunidad propone a las personas que deben integrarse a estas tareas.
La ruptura se dio el 31 de diciembre, cuando Margarito Rivera canceló la misa de gallo como muestra de autoridad. Al día siguiente se le reclamó y se buscó diálogo con el obispo de Toluca, Francisco Chavolla Ramos, quien envió un representante que sólo vino a profundizar las diferencias
, comentó otro poblador.
Días después, el clérigo cerró la parroquia y ofició misa en la capilla de San Gabriel, barrio aledaño a San Cristóbal. El cura nos dijo que si no estábamos de acuerdo con su decisión, cambiaría la sede de la iglesia a San Gabriel, se llevaría el Santísimo y la iglesia de San Cristóbal se dejaría sólo como capilla. Desde entonces la iglesia de San Cristóbal está cerrada.
Este domingo, en una asamblea a la que acudieron más de mil personas, se determinó expulsar al cura y pedir al obispo que lo cambie para no generar más división.