El presidente celebró la Navidad con una modesta cena
Sábado 26 de diciembre de 2009, p. 19
Tegucigalpa, 25 de diciembre. El presidente constitucional hondureño, Manuel Zelaya, recibió la Navidad con una modesta cena junto a su familia en su refugio de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, sitiada por militares, lejos de sus amigos y de las comodidades propias de un jefe de Estado.
Los hondureños celebraron la Navidad divididos por el golpe de Estado del 28 de junio, con tres presidentes en escena –uno de facto, otro derrocado y otro electo–, con la esperanza de que en 2010 el país tome su rumbo por la senda institucional luego de que asuma el nuevo gobierno derechista de Porfirio Lobo el 27 de enero.
Una de las hijas del mandatario, Hortensia Zelaya, a quien todos llaman La Pichu, comentó que la cena de Nochebuena consistió en muchos nacatamales (tamales grandes) que nos han enviado
a la embajada brasileña, refugio de Zelaya y su familia desde hace más de tres meses.
Los Zelaya también comieron pasteles y, como en muchas fiestas familiares, el mandatario tocó la guitarra. No obstante, Zelaya declaró en un comunicado que quiere imprimirle al pueblo fuerza, confianza, fe, amor por este país, amor con métodos pacíficos y democráticos, amor cristiano en esta Navidad para que Honduras esté de pie
.
Además, afirmó que una de las causas del golpe de Estado en su contra obedeció a la existencia de petróleo en el Caribe hondureño, y que su gobierno había firmado un acuerdo con su par venezolano, Hugo Chávez, para hacerse cargo de esas exploraciones, en el contexto de una serie de convenios que había signado al adherir a Honduras a la Alternativa Bolivariana para Nuestra América (Alba).
Señaló, en declaraciones a Radio Globo, que durante su gobierno se realizaron exploraciones petroleras preliminares y que entonces se le acusó de que el petróleo se lo iba a dar a Chávez, y puso en duda que el mandatario electo Porfirio Lobo siga adelante con tales exploraciones.
Zelaya añadió que Lobo tampoco tendrá valor para convertir el aeropuerto de Palmerola en civil, como era su intención, el cual es una base militar construida en los años 80 del siglo pasado por Estados Unidos, con un costo de 30 millones de dólares, en el central departamento de Comayagua, a unos 50 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
En tanto, los seguidores de Zelaya buscaron darle un sello político y simbólico a la celebración del mundo cristiano, que encontró a su líder virtualmente prisionero dentro de la embajada, y realizaron una vigilia solidaridad en la víspera de la Navidad en torno a la legación brasileña.
Unos 200 zelayistas encendieron velas y enviaron decenas de tarjetas con motivos navideños a su líder, a quien el gobierno de facto le niega el permiso para salir del país, salvo que pida asilo, lo que él rechaza pues implicaría su renuncia a la presidencia.
Los seguidores de Mel entonaron canciones y lanzaron vivas en apoyo a Zelaya, cuyo mandato constitucional culmina el 27 de enero, día en que debe asumir Lobo –del Partido Nacional–, quien apoyó el golpe y ganó las elecciones del 29 de noviembre, desconocidas por el grueso de la comunidad internacional, pero reconocidas por Estados Unidos, Costa Rica, Panamá y Perú.
En el bando contrario, el presidente de facto Roberto Micheletti –correligionario de Zelaya en el Partido Liberal, que asumió el gobierno el día del golpe, pero quien no es reconocido por ningún país–, pasó la Navidad en su residencia con su familia y amigos; lo mismo hizo Lobo.