El filme de James Cameron costó 230 millones de dólares; es el más esperado del año
La película tiene los dos sellos que marcan el estilo del cineasta: amor por la acción pura y guión original
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Martes 15 de diciembre de 2009, p. 9
Después de una extensa campaña publicitaria, Avatar, cinta dirigida por James Cameron, es uno de los estrenos más esperados del año.
Con un costo de 230 millones de dólares y una duración dos horas 42 minutos, podría convertirse en el filme más caro de la historia del cine.
En la película, cuyo estreno mundial será el próximo miércoles 16 (en salas mexicanas en los primeros minutos del jueves), Sam Worthington encarna a Jack Sully, soldado herido que es enviado al planeta de Pandora, donde tendrá que luchar contra otras crituras para sobrevivir.
Completan el reparto Michelle Rodríguez, Zoe Saldaña y Sigourney Weaver, quien asegura que el estreno “es excitante, porque significa que después de tanto trabajo la película por fin llega al público.
Weaver comentó que aunque “Avatar es un filme con grandes efectos especiales en tercera dimensión, trata temas universales del ser humano”.
James Cameron ideó la película en 1995, pero esperó una década para que la tecnología alcanzara el nivel de su imaginación. La cinta mezcla actores reales y animación por computadora para crear un mundo extraterrestre.
“Ha sido un viaje muy largo hasta que Avatar ha podido ver la luz. Se trata de una película de acción y futuro que sorprenderá al mundo”, aseguró el cineasta en Londres, donde se presentó un adelanto de la película a la prensa.
Avatar tiene dos marcas registradas de Cameron: amor por la acción pura y guión original. Sobre ello, el diario especializado The Hollywood Reporter remarcó ayer: Estamos ante un entretenimiento de dimensiones titánicas. La película dura 161 minutos y éstos pasan volando... Además, no se basa en grandes novelas ni mitos, como suele suceder ahora
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Sello indiscutible
Como ejemplo del estilo de James Cameron, cabe recordar Aliens, la segunda y más violenta de las cuatro partes de la saga espacial.
Si el primer Aliens (1979), de Ridley Scott, era un gran filme de terror interestelar, la secuela de Cameron fue una máquina de acción que catapultó a Ellen Ripley (Sigourney Weaver) como invencible heroína de matiné. Por esta misma época, el realizador se encargó de coescribir el guión de Rambo II (1985), otra secuela hiperviolenta en comparación con su primera parte.
En el caso de Avatar, la historia se ambienta en el siglo XXII, época en que la Tierra ya ha agotado sus recursos naturales y debe valerse de las reservas minerales de la lejana luna Pandora, verde territorio de grandes junglas habitado por una civilización llamada Na’vi. Los alienígenas comienzan la guerra con los humanos al oponerse a la explotación de su ecosistema.
En este ir y venir de batallas emerge Jack Sully, veterano de guerra tetrapléjico, cuya única oportunidad de volver a la acción es entrar en Pandora con apariencia de na’vi.
Su misión es infiltrarse entre los nativos con su nuevo aspecto (el avatar u otro yo) para socavar desde dentro a esta civilización dura de roer.
Sully (Sam Worthington) está concentrado en esta tarea cuando conoce a la princesa local Neytiri (Zoe Saldaña). Desde ese momento su mundo de certezas sobre la implacable labor militar contra los na’vi se va a pique y surge un amor interestelar.
Pero no todo es amor y guerra, Avatar transpira por todos sus poros la buena conciencia de Hollywood, y el descalabro ecológico que los terrícolas perpetran contra Pandora remite con evidencia al espinoso tópico del desequilibrio ambiental y el calentamiento global actual.