Para el compositor mexicano Arturo Márquez, premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, en el rubro de Bellas Artes, fue una sorpresa recibir el galardón, como también lo fue pronunciar el discurso en la ceremonia de entrega, que se realizó en la explanada del monumento a Francisco I. Madero de la residencia oficial de Los Pinos, ya que inicialmente sólo se interpretaría su pieza musical Danzón número 2 con la Orquesta Juvenil Carlos Chávez.

Primero me habían dicho que iba a hablar, luego no porque se iba a tocar la música. Finalmente se hicieron las dos cosas: una improvisada y otra no; estos músicos ya la han tocado tantas veces.

Alumno de Héctor Quintanar, Manuel Ibarra y Morton Subotnick, Márquez consideró que México es un país afortunado en géneros musicales, sobre todo en la cuestión del son y de la música urbana, el bolero y el danzón. Varios músicos mezclan la música popular con la académica.

Dijo que tuvo el privilegio de acercarse a la música popular y de encontrarse con ese ámbito y la de concierto. He tratado de conjuntar esos dos mundos especialmente con la música urbana y con el son.

Ser músico, un privilegio

Márquez explicó que la música ha sido parte de su vida desde que nació, ya que su familia está integrada totalmente por músicos: mis abuelos, mis tíos, mi padre. Asimismo expresó que es un privilegio ser músico y seguirá creando obras.

José Ramón Cossío, ministro de la SCJN, reconocido en Historia, Ciencias Sociales y FilosofíaFoto Cristina Rodríguez

Helen Escobedo recibió el premio en Bellas ArtesFoto Cristina Rodríguez

El danzón es una presencia constante en su música y ha realizado una serie de al menos 11 danzones orquestales, algunos de ellos con solista. Su música tiende al equilibrio de la tradición y el experimento, presenta obras en formatos sinfónicos, de cámara y solistas de corte convencional en un lenguaje que no abandona la tradición.

Márquez enlistó diversos compositores que han influido en sus obras: en los años 60, los Beatles; en los 70, Silvestre Revueltas e Igor Stravinsky; en los 80, Karlheinz Stockhausen, y en los 90, Astor Piazzola, así como la música popular veracruzana, venezolana y argentina. Escucho todo tipo de música y de alguna manera mucha ha influido en mi manera de componer.

Márquez aclaró que su palabra es en realidad la orquesta, las notas, la música. Manifestó que 1994 fue un año muy especial para los mexicanos: es el momento cuando se juntan tantas cosas relacionadas con los mundos cambiantes de México y el personal.