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Inauguraron muestra en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec

Exploran la evolución de los grupos de poder tras la guerra de Independencia

De novohispanos a mexicanos reúne 102 retratos al óleo de las elites de la Nueva España

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Tomás Pérez Vejo, Salvador Flores y Salvador Rueda, durante el anuncio de la exposición que forma parte de los festejos por las fiestas patrias de 2010Foto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de diciembre de 2009, p. 6

La idea de que la lucha de Independencia de México fue una guerra civil entre criollos, subyace como uno de los planteamientos de la exposición De novohispanos a mexicanos, integrada por 102 retratos al óleo de personajes de las elites burocrática, militar, religiosa y económica de los siglos XVIII y XIX.

Con el subtítulo Retratos de identidad colectiva en una sociedad en transición, la muestra, que anteayer se inauguró y concluirá el 28 de febrero de 2010 en el Museo Nacional de Historia, fue anunciada este miércoles por el historiador y curador español Tomás Pérez Vejo y por Salvador Rueda Smithers, director de ese espacio del Castillo de Chapultepec.

Según información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), organizador de esa exposición como parte de las conmemoraciones por el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, mediante los retratos se ofrece una revisión de las distintas identidades colectivas de las últimas décadas de la época virreinal y las primeras del México independiente.

En ese texto, Smithers plantea que la exposición explora la forma en que los habitantes de este territorio han evolucionado durante siglos, con la esencia de diferentes culturas en busca de una identidad colectiva propia.

Apuesta arriesgada

Sin embargo, lo que se ofrece en la exposición –en sí misma de gran valor histórico, sociológico y estético– es una revisión de las elites dominantes de origen español, quienes en su momento encargaron sus retratos y los de familiares a pintores de la época, lo que no podían hacer diversos sectores de las clases populares.

Es decir, no se trata de una exploración de las distintas identidades colectivas del amplio espectro social y cultural existente en la Nueva España, sino sólo de integrantes de los sectores dominantes, que por supuesto también experimentaron su propio cambio de mentalidad al pasar de novohispanos a mexicanos con la Independencia.

La exposición abarca cinco temas: Clanes familiares, La nación de los montañeses, La representación del poder, Artistas, científicos y hombres de letras, y Representaciones de la vida privada: familia, hombres, mujeres y niños.

Durante el anuncio Pérez Vejo precisó que se trata de una apuesta arriesgada por tres motivos: propone una visión diferente de lo que fue la guerra de Independencia; recurre a una fuente escasamente utilizada por los historiadores, que son las imágenes; y se ponen en cuestión algunas de las afirmaciones de la historia positivista remitida a fechas.

Explicó que esa visión diferente descarta la afirmación de varios historiadores de que México era una nación dominada por otra, España, ya que todavía no se conformaban los estados nacionales en ninguno de los dos territorios, y más bien predominaba dentro de ambos una diversidad de identidades étnicas o colectivas.

Reconoció que una de las limitaciones de utilizar los retratos es que sólo las elites tenían recursos económicos para encargarlos, en su intención de verse a sí mismos. Y abundó:

Cuando uno elige como discurso los retratos producidos por una sociedad de antiguo régimen (colonial), está haciendo ya una primera selección social, porque el tipo de personas que se pueden representar está reducido a la parte alta de la pirámide. ¿Cuál era la condición de las personas de las clases populares en América y Europa? Para saberlo no nos sirve el retrato.

Comentó que la cohesión de varios de esos grupos de poder se modificó o desapareció tras la guerra de Independencia, y recordó que varias familias continuaron con posiciones importantes, pues habían apoyado a los realistas, pero también crearon relaciones con los insurgentes.

Fue por eso que afirmó lo que muchos considerarán como controvertido: Lo que subyace detrás de esta exposición es que la guerra de Independencia fue una guerra civil entre criollos.

Como ejemplo basta mencionar libros como La otra rebelión: la lucha por la independencia de México, 1810-1821 (FCE), de Eric van Young, quien en unas mil páginas explora la amplia participación de los sectores populares, sobre todo indígenas, en esa guerra.