México vive una bancarrota moral y artística, deplora la notable investigadora
La presea Adolfo Ruiz Cortines fue recibida por Ferruccio Asta, hijo de la crítica de arte
Viernes 4 de diciembre de 2009, p. 4
Jalapa, Ver., 3 de diciembre. En México se vive una bancarrota tanto moral como artística y la formación en las artes prácticamente dejó de existir, manifestó la investigadora y crítica de arte Ida Rodríguez Prampolini, quien ayer jueves fue galardonada con la medalla Adolfo Ruiz Cortines en el Congreso veracruzano.
A pesar de que el arte es un producto de la sociedad y representa la expresión de los intereses espirituales
de ésta, ha sido minimizado por quienes tienen el deber de difundirlo a las nuevas generaciones, aseguró en un mensaje que fue leído en tribuna por su hijo Ferruccio Asta Rodríguez, quien recibió la presea en su nombre.
Si la educación en general está destruida en nuestro país, la educación artística realmente no existe ya
, señaló.
Rodríguez Prampolini, catedrática emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México y fundadora del Instituto Veracruzano de la Cultura (Ivec), no pudo asistir a la sesión solemne realizada en el Congreso local por motivos de salud, pero en el mensaje enviado dedicó la presea a las mujeres de los pueblos indios de Veracruz y en memoria de doña Ernestina Ascensión, mujer indígena asesinada en la sierra de Zongolica (en febrero de 2007 tras un presunto ataque sexual de militares)
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La historiadora citó la reunión en 1969, en el pueblo de Woodstock (Estados Unidos), de casi medio millón de jóvenes para un concierto en la época de los cambios mundiales que acontecían desde un año antes.
Estados Unidos se estremeció ante el asombro de lo que sucedió. Ahí hubo de todo, sexo, drogas, histeria, mucha generosidad, un nuevo sentimiento de comunidad, de igualdad. De una especie de vuelta al estado tribal, a la añoranza del mito, del rito, de la fantasía y sobre todo de la libertad.
Llamado a los jóvenes
Ida Rodríguez se quejó de que con el paso del tiempo se llegó en una etapa de homogeneización de la cultura e incluso de las artes, las modas se uniformaron, y el individualismo entró en crisis frente a una sociedad de masas heterogéneas que buscan incansablemente aglutinarse bajo una idea, un sentimiento común, una fe colectiva
.
Asistimos en todos los aspectos de la existencia al ocaso, al final del individualismo como postura de vida y estamos parados en la puerta que flanquea el yo y la comunidad.
Sin embargo, la homogenización de la sociedad también ha llevado a que el arte pase de ser una expresión de los intereses espirituales de la humanidad
a instrumento del poder y del mercado, haciendo perder originalidad y, sobre todo, reduciéndolo a pocas manos.
“Hoy México –criticó la galardonada– está en bancarrota no sólo artística sino moralmente, y si la educación en general está destruida, la educación artística realmente no existe ya.
Desde el presidente (Carlos) Salinas de Gortari pasando por Ernesto Zedillo que llenó el país de enormes banderas al mismo tiempo que mandaba asesinar indígenas, como en la matanza en Acteal, Chiapas. A pesar de esto los murales continúan en zonas zapatistas de Chiapas.
En la parte cultural, agregó, “los jóvenes con talento y deseos de crear están frustrados, buscan becas para estudiar arte, pero es un porcentaje muy pequeño el que lo logra. El país se está convirtiendo en una caricatura de Estados Unidos, que cada vez nos conquistan más con su american way of life”.
Llamó a los jóvenes a tomar la palabra y la acción
para corregir esas distorsiones, “pero para hacerlo necesitan prepararse, aprender a ver, educarse el gusto y tienen que exigir educación artística, ólo con ella podrían hacer y gozar la belleza’’.
A cuatro décadas de distancia, convocó a las nuevas generaciones a cambiar la frase de Woodstock: otro mundo es posible
por la otro mundo mejor es posible
.