¿Dónde quedaron los huevos de Héctor Guijosa?, se preguntaban desde temprana hora diputados, asesores y reporteros asignados a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), luego de que un día antes Emelia Hernández, ex funcionaria de la delegación Magdalena Contreras, ingresó de manera furtiva al recinto de Donceles y Allende con una canasta que contenía una docena de blanquillos para reclamar al perredista el pago de pensión alimentaria para el hijo que presuntamente procrearon y del cual se habría desentendido.

Nadie sabía la respuesta. Pero se conoció más tarde: en la panza de los (elementos) de resguardo, quienes el martes pasado corrieron presurosos al recinto legislativo para apoyar a Guijosa y obligar a salir del recinto a su detractora.

Uno de los de resguardo arrebató a Emelia la canasta y la llevó a un lugar cercano a la entrada del recinto, y ahí se quedó hasta que el escándalo amainó. Más tarde, los elementos de seguridad –según contaron– se la dieron a una mesera que salía del inmueble, tras entregar alimentos a personal de la ALDF, y le solicitaron que les hiciera unas tortas de huevo con jamón.

De hecho, este asunto fue la comidilla de ayer entre propios y extraños, a grado tal que varios abonaron al tema y dijeron lo que para unos y otros es el trasfondo. En los pasillos de la Asamblea la versión es que Guijosa prometió a Emelia Hernández –quien trabajó con él en la ALDF y en la Magdalena Contreras– postularla como candidata a jefa delegacional. Sin embargo, las cosas no salieron como las planearon y el hermano de ésta, Eduardo Hernández, fue finalmente el candidato, lo que generó el rompimiento y el golpeteo político continuo.

En las oficinas de la demarcación la explicación es que Guijosa no cumplió acuerdos, pues la curul que ostenta debió ser para una persona más cercana al actual delegado, aunado a que el legislador del PRD quiere mantener el poder político en la demarcación.