Jorge Reyes se sintió en el aire, el oídos y la memoria de más de 3 mil personas
Hiperboreal, fuera de lugar en el contexto de una celebración mística y ritual
Sábado 31 de octubre de 2009, p. 6
El espíritu del etnomúsico Jorge Reyes descendió la noche del jueves en su hábitat natural el Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria, para asistir a la ofrenda-homenaje Con su ánima sola, que le rindieron: Eréndira Reyes, Ariane Pellicer, Pablo Arellano, Aleia, Syncromaya, Alyosha Barreiro, Hiperboreal y los danzantes de Nok-Niuk, una velada que reunió a 3 mil personas, quienes se unieron al grito poético entonado: No acabarán las flores/ no cesarán mis cantos/ que nacen y se esparcen./ Intento tomar tus flores dador de la vida/ flores que no pueden llenar el reino del misterio... Jorge Reyes nunca muere, Jorge Reyes nunca muere...
Polvo transformado en colibrí
Antes de iniciar el recital, por cuestiones sólo atribuibles a lo sagrado, en el cielo se formó un anillo de luz alrededor de la Luna en cuarto menguante, que simuló un ojo estelar, el Ojo Jaguar de Jorge Reyes, observaron algunos. Las pantallas colocadas a los lados del escenario comenzaron a transmitir imágenes de Reyes en diferentes momentos de su vida, en el estudio de grabación, tocando en solitario, en su etapa con Chac Mool, en la cotidianidad, de joven y, por supuesto, de las actuaciones que realizó durante 20 años en el espacio universitario.
A las 20:30 horas el juego de luces a cargo de Víctor Zapatero descubrió a Aleia y Pablo Arellano, quienes con su música dieron la bienvenida a la presencia de Jorge Reyes que se sentía en el aire, en los oídos, en la retina, en la memoria. Después de 10 minutos de deleite sonoro Aleia soltó: Más allá del lugar donde vives, de los ecos de lo que soy, de lo que somos, de lo que tú eres regresan. Porque al partir lo que resta es el viento del amor que dejaste cantando en el silencio, en el polvo trasformado en colibrí. Ofrenda a nuestro amigo Jorge Reyes
, que provocó una explosión de júbilo entre el público.
Éxtasis y nostalgia
Mientras las pantallas daban cuenta de la biografía visual con un collage de imágenes del creador, del Tloque Nahuaque, apareció Syncromaya para elevar con su set los ánimos del público, que para esos momentos ya estaban en un punto intermedio entre el éxtasis y la nostalgia, con el mosaico auditivo que presentó el músico, emulando las memorables presentaciones que realizó Reyes en ese mismo espacio, un set ambiental como para que se sintiera cómodo en su madriguera.
Otro de los que actuó fue Alyosha Barreiro, quien además de su música se presentó con un maquillaje similar al que portaba Reyes para celebrar el Día de Muertos, el público se lo reconoció con espectral silencio ante los sonidos que presentó y disfrutando su performance en el escenario.
Los sonidos de Hiperboreal, músico electrónico del extinto Nortec Collective, desentonó con lo realizado en el escenario, no porque su música fuera mala, simplemente estuvo fuera de lugar. Hiperboreal se tomó media hora, encendió los cuerpos, pero menguó los espíritus.
La celebración fue retomada cuando apareció la danza ritual de Nok-Niuk y la poesía de Eréndira Reyes y Ariane Pellicer, la comunión con el público fue total.
La ofrenda-homenaje a Jorge Reyes es un espectáculo que hace patente la importancia de este músico, que esperamos no tenga que esperar 20 años para que se le dé justa importancia.