Opinión
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TOROS
Una novela de Sánchez Mejías
I

gnacio Sánchez Mejías el que gustaba recrearse al sol de las seguidillas y pasarse los toros al razgar del aire, sugestionado por los aquelarres de las consejas de las brujas gitanas, las llamas y los cirios de las capillas de los cosos taurinos, antes de salir a hombros de las mismas y morir en las astas de un toro, hace 75 años, después de mecer el toreo. 

Ignacio aparte de torero, resultó escritor. Actualmente Andrés Amorós rescató de sus papeles una novela La amargura del triunfo (Ruiz Montilla, El País, 25/X/09) que cuenta en 100 páginas la historia del torero. Sí, Sánchez Mejías sacudió la plaza de Manzanares y a España toda el 13 de agosto de 1934. García Lorca cantó su muerte en uno de sus mejores poemas “A las cinco de la tarde/ eran las cinco de la tarde/ un niño trajo la blanca sábana/ a las cinco de la tarde/ lo demás era muerte y sólo muerte/ a las cinco de la tarde. 

Llama la atención del artículo citado que aparte de la novela rescatada, artículos periodísticos, Ignacio fue autor teatral de obras como Sin razón. Pieza que para algunos es la introducción de Sigmund Freud y el sicoanálisis en España. En la misma forma que fue aspirante a senador republicano lo que nunca aceptó… “Genio y figura lorquiana/ como un río de leones, su maravillosa fuerza/ como su torso de marmol/ su dibujada prudencia/ aire de Roma andaluza/ le doraba la cabeza/ donde su risa era un nardo/ de sal e inteligencia… Poesía que es un análisis del torero según Ruiz Montilla. 

Ignacio el cuñado de Joselito y Rafael El Gallo, casado con Dolores su hermana, se enredó en México con la famosa bailadora La Argentinita que le presentó García Lorca y que a su vez había sido la amiga de Joselito El Gallo, en el clásico drama gitano. El intenso torero se había distinguido además por ser un promotor cultural nato. Cosa rara en los matadores de toros. No en balde Andrés Amorós acaba de rescatar la novela escrita por Ignacio, el amigo de poetas y escritores de la generación del 27.