Jugar ha mejorado su salud y su ánimo
Domingo 25 de octubre de 2009, p. a18
Sudáfrica, 24 octubre. La fiebre por el Mundial se ha extendido hasta las abuelas sudafricanas, con cientos de mujeres pobres y ancianas con delantales y faldas luchando por un balón en partidos que se juegan en diversos distritos.
Dos veces a la semana cambian las labores domésticas por el futbol y se ponen zapatillas de plástico para jugar en lugar de sus usuales sandalias. Las edades de las 35 mujeres en el equipo Vakhegula Vakhegula –que significa Abuelitas en el dialecto local xitsonga– van desde los 40 hasta más de 80 años.
Algunas de ellas juegan después de un largo día de trabajo doméstico; la mayoría llega directamente a la prácticas después de hacer la limpieza de sus casas, cocinar o luego de vender alimentos en las calles.
Las mujeres viven en un distrito ubicado cerca de Tzaneen, a 600 kilómetros al norte de Johannesburgo. La competencia es feroz entre los ocho equipos de la región y las mujeres dicen que el balompié es el mejor ejercicio, mucho más que el usual trabajo en sus casas y en los campos.
Jugar nos ayuda. Estábamos enfermas, pero ahora nuestra temperatura y nuestra presión sanguínea han disminuido; incluso los doctores están maravillados cuando vamos a una revisión
, dijo Nari Baloyi, de 47 años.
Nora Makhubela ha sufrido seis ataques cardiacos, sin embargo, la bisabuela de 83 años dijo que patear el balón por la cancha le había dado una fuerza que no creyó que aún tuviese.
Makhubela sueña con vivir lo suficiente para ver la Copa del Mundo de Sudáfrica, que comienza el 11 de junio de 2010.
Rezo todos los días para que Dios me mantenga viva hasta esos días. Realmente me encantaría ver los partidos
, dijo.
La trabajadora social Beka Ntsanwisi sostiene que comenzó el equipo hace tres años para ayudar a las mujeres mayores a ejercitarse y darles un nuevo propósito en la vida.
El entrenador David Maake dijo que trabajar con las mujeres le había dado mayor satisfacción que cualquier otro trabajo como director técnico. Aquí puedo venir estresado, pero me río tanto que me olvido de todo
, afirmó.
Al equipo le falta el financiamiento apropiado y cada mujer colabora con alrededor de un dólar al mes para comprar balones y equipamiento de viaje para su competición bianual con escuadras de otras regiones.