Cumbre de la OTAN termina sin acuerdo para enviar más tropas a Afganistán
Sábado 24 de octubre de 2009, p. 26
Islamabad, 23 de octubre. Los rebeldes talibanes de Pakistán respondieron hoy a la ofensiva gubernamental lanzada el sábado pasado en Waziristán del Sur, considerado su bastión cerca de la frontera con Afganistán, con diversos atentados en varias partes del país que dejaron al menos 26 muertos.
Siete personas fallecieron y 14 resultaron heridas en un atentado suicida frente a una instalación de mantenimiento de la fuerza aérea en la provincia oriental de Punjab. Dos de las siete víctimas eran trabajadores del lugar y el resto civiles, informó la policía paquistaní.
El atacante, que se desplazaba en bicicleta, se hizo estallar cuando fue obligado a detenerse en un puesto de control cerca del Complejo Aeronáutico de Pakistán, en la ciudad de Kamra, al noroeste de Islamabad, la capital.
Esto desató la preocupación de los expertos, porque en la base podrían encontrarse jets de combate capaces de portar cabezas nucleares. Pakistán es el único Estado islámico con arsenal atómico.
Horas después, nueve personas resultaron heridas por la explosión de un coche bomba en una concurrida calle en la norteña ciudad de Peshawar. Ninguno de los heridos se encuentra en condición crítica, indicaron varias fuentes médicas.
Al menos 18 civiles perdieron la vida después de que estallara una mina al paso del autobús en el que viajaban, en el noroeste del país. Entre los fallecidos hay 12 mujeres y cuatro niños, y seis pasajeros resultaron heridos.
La cadena Geo TV dijo que el incidente se produjo en el distrito tribal de Mohmand, en la frontera con Afganistán.
A su vez, un civil pereció al impactar un cohete en un mercado en la noroccidental ciudad militar de Kohat, informó Geo TV.
Los ataques ocurrieron en momentos en que el ejército paquistaní realiza su ofensiva contra los insurgentes en Waziristán del Sur, considerado su bastión, cerca de la frontera con Afganistán.
Analistas han alertado sobre la posibilidad de más ataques a medida que los milicianos se vean obligados a abandonar sus posiciones, como una estrategia para que el derramamiento de sangre y la perturbación hagan que el gobierno y la gente pierdan el deseo de avanzar con la ofensiva.
En este sentido, durante el sexto día del operativo, murieron 13 talibanes, entre ellos seis uzbecos, y dos soldados. Desde el sábado pasado, 142 insurgentes y 20 soldados perdieron la vida.
La operación terrestre, apoyada por bombarderos, helicópteros de ataque y tiros de artillería pesada, encuentra una fuerte resistencia de los combatientes y podría durar más tiempo que el previsto, según fuentes militares.
Por otro lado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cerró hoy en Bratislava, Eslovaquia, una cumbre extraordinaria sin alcanzar el pretendido compromiso de enviar más tropas al invadido Afganistán.
El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, confirmó que los 28 ministros de Defensa reunidos durante dos días no se pusieron de acuerdo en el tema a la espera de una decisión del presidente estadunidense Barack Obama, pero expresaron su apoyo a medidas como un mayor entrenamiento de las tropas afganas para que en el futuro se hagan cargo de la seguridad del país.
El jefe de la Casa Blanca dijo el miércoles que podría tomar una decisión sobre su nueva estrategia en Afganistán antes de que se conozca el resultado de la segunda vuelta de las elecciones en esa nación el próximo 7 de noviembre.