La pérdida de influencia política y la actual situación de debilidad electoral del PRD no pueden atribuirse exclusivamente al manejo interesado de los medios de comunicación ni a los ataques de la derecha, representada tanto en el PAN como en el PRI, sino también a los numerosos errores que ha cometido en los últimos 20 años, admitió el dirigente nacional perredista, Jesús Ortega.

Al participar en una serie de conferencias que organiza El Colegio de México, destacó entre dichos errores la tentación de volver al caudillismo y excluir a quien piensa distinto; el mal desempeño en distintos niveles de gobierno, particularmente en el municipal, que ha creado la percepción social de un PRD corrupto, así como la prevalencia de las corrientes y personas que ven al sol azteca como una posibilidad de solventar intereses personales y de grupo.

A 20 años de existencia, el PRD se está alejando de esos principios de tolerancia democrática que le dieron origen. Lo pernicioso es que la genética de pluralidad y diversidad, que es el gran éxito y aporte del PRD, se ha querido suplantar para regresar al pensamiento único, al dogma y culto a la personalidad.

Ortega Martínez admitió que el PRD ha venido padeciendo un grave deterioro en la concepción del quehacer ético en diversas instancias nacionales y estatales, en los cuadros dirigentes se han perdido los principios que en algún momento dieron a este partido autoridad moral y legitimidad ante la población; ahora sólo se pretende buscar posiciones de decisión que satisfagan sus intereses mezquinos.

Desde hace tiempo cargamos con una deformación de nuestros principios organizacionales plenamente manifiesta en nuestra vida diaria. Un partido que nació para enfrentar el caudillismo hoy se presenta ante la sociedad como un partido que reprodujo en su seno lo que entonces combatíamos, sostuvo.

Destacó que en esas condiciones, en las que el PRD no ha sido capaz de presentar a la sociedad un proyecto alternativo, viable y claramente distinto al que proponen el PAN y el PRI, es posible avizorar que la alternancia en México habrá durado sólo 12 años, con el grave riesgo de volver al pasado”, a un priísmo reafirmado en sus peores vicios. Un priísmo que no asegura un cambio ni en el régimen político ni en el modelo económico”.

Subrayó la poca diferencia existente en la derecha panista y las cúpulas del PRI, así como su proclividad a condenar en el discurso una política económica que ha empobrecido al país y avalarla en los hechos, como hizo recientemente con la aprobación de una miscelánea fiscal y una ley de ingresos con más impuestos.

Ortega Martínez puntualizó que deben cumplirse tres elementos para el reposicionamiento del PRD y de las izquierdas en México. En primera instancia, una reforma interna radical y profunda; la reconstitución del Frente Amplio Progresista bajo el reconocimiento explícito de que el PRD no es la única opción de izquierda en México. Debemos despejarnos de esta actitud arrogante y reagrupar a la izquierda organizada y programáticamente, y la elaboración de una alternativa de país frente a la que proponen el PAN y el PRI.