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Bajo la Lupa

¿Adiós a EU (y su dólar)?

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Christian Raubach, ejecutivo de Wegelin & Co., en una reunión cumbre sobre administración de la riqueza global realizada en Ginebra, Suiza, hace un par de semanasFoto Reuters
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egelin & Co., un banco privado suizo fundado en 1741 –es decir, con una decantación histórica de 268 años–, en su Comentario de Inversiones No. 265 (del 24/8/09), Adiós EU, aborda el talón de Aquiles de la otrora superpotencia unipolar: una mirada a la situación de la deuda de Estados Unidos basta para mostrar que, además del petróleo, realmente existe solamente un elemento de importancia estratégica que Estados Unidos necesitará en los años por venir: capitales.

Por lo visto, todo el mundo está enterado de que los hidrocarburos representan la joya geoestratégica del momento, con la descabellada excepción de los aldeanos neoliberales mexicanos de la kakistocracia (el gobierno de los peores) zedillista-foxiana-calderonista.

Banco Wegelin calcula que el nivel de deuda explícita probablemente estará significativamente arriba del 100 por ciento del PIB en 2014 (en comparación al 70 por ciento del PIB de la deuda declarada de 2008).

De aquí a cuatro años las tasas de interés habrán duplicado: de 10 por ciento del ingreso público total a 20 por ciento (basado en presupuestos moderados).

Banco Wegelin reconoce que esto todo el mundo lo sabe, ya que se oculta la mitad (¡súper-sic!) de la verdad cuando se realiza la contabilidad correcta (probables futuros flujos de pago descontados de su valor presente) y, entonces, el panorama se vuelve lúgubre.

En forma increíble el Instituto Frankfurt, con fecha de noviembre de 2008, citado por Wegelin, reconoce que el nivel total de deuda de Estados Unidos es de 600 por ciento (¡extra-súper-sic!) de su PIB. De ser cierto, entonces la deuda total verdadera de Estados Unidos es impagable.

Aun las cifras perturbadoras del Instituto Frankfurt son solamente parte de la verdad a juicio de Wegelin, quien asegura que un vistazo a quienes son los más importantes acreedores de las finanzas públicas altamente endeudadas de Estados Unidos revela algo verdaderamente notable. Se trata de las mismas autoridades públicas (¡súper-sic!). ¡La alquimia impura!

Cita Wegelin un estudio de Sprott Asset Management, firma canadiense de manejo de activos que se ha distinguido por sus análisis macroeconómicos inteligentes (sic): Estados Unidos exhibió en 2008 más de 4 billones de billones de dólares de deuda pública total visible (sic), de alrededor de 10 billones de billones de dólares, cuyo 40 por ciento se encontraba en manos de las llamadas tenencias intragubernamentales.

Explica Wegelin que gracias a la alquimia contable los deudores resultaron ahora simultáneamente acreedores, cuando mágicamente un servicio de seguridad médica de Estados Unidos, como Medicare, se volvió una fuente indirecta de financiamiento para el Tesoro. ¡Demencial!

Se trata de “una forma inusual de autofinanciamiento (¡extra-súper-sic!) mediante los bonos intragubernamentales, que ciertamente no son activos de genuino valor intrínseco.

El análisis canadiense desmenuza la anatomía patológica de la deuda pública de Estados Unidos y comenta que la segunda categoría en el ranking de grupos crediticios, denominada “tenedores foráneos e internacionales (que incluye a los bancos centrales, a los bonos soberanos de riqueza, inversionistas privados, etcétera), corre el riesgo de esfumarse como fuentes usuales de financiamiento público de Estados Unidos.

A juicio de Wegelin, “la última esperanza de salvación proviene de la Reserva Federal que, con su programa de Facilitación cuantitativa (Quantitative easing) para imprimir dinero, actualmente es obligada a comprar la mitad (¡extra-súper-sic!) de la nueva emisión de deuda cada mes”.

Irónicamente, Wegelin sentencia que se trata de un esquema Ponzi (una pirámide especulativa de papel sin sustento), que acaba por colapsarse tarde o temprano como sucedió con el esquema de Madoff.

Después de analizar la cuenta del flujo de fondos de la Reserva Federal, Wegelin promulga que la deuda pública de Estados Unidos no tiene remedio, ya que la combinación de los planes anticapitalistas de mercado de las autoridades impositivas con los problemas de financiamiento específicos del Tesoro pueden resultar en el colapso de su esquema Ponzi.

Sin analizar su calidad, el crecimiento de Estados Unidos en los recientes 30 años ha provenido solamente al costo de una deuda creciente. Hoy, cada dólar de crecimiento viene aparejado de un dólar de deuda. En los recientes 15 años el seudo crecimiento ha provenido principalmente del consumo y del gasto gubernamental, ya que las inversiones en Estados Unidos son extraordinariamente débiles.

Wegelin consagra un rubro al abandono de las ratas del barco hundiéndose como es el caso de dos gigantes inversionistas de Estados Unidos: Warren Buffet (segundo hombre todavía más rico del mundo) y Bill Gross (mandamás de PIMCO, mayor fondo de bonos del mundo), quienes aconsejan abandonar al dólar a favor de la diversificación de una canasta de divisas multipolares, al unísono de otros inversionistas en materias primas, como Jim Rogers, quien ha apostado en el yuan chino, y de otros académicos como Hossein Azkari, profesor de la Universidad George Washington, quien aboga por una divisa global de reserva.

A juicio de Wegelin, tales señales deben ser tomadas en serio.

Por su parte GEAB No. 338 (15/10/09), del muy solvente centro de pensamiento LEAP/Europe 2020, exhorta a la Unión Europea a tomar su distancia del desplome del dólar para no sucumbir fútilmente como víctima propiciatoria.

GEAB aduce que “todo el mundo –nota: con la excepción del ‘México neoliberal’– entendió que Estados Unidos ha sido arrastrado en una espiral incontrolable que asocia su insolvencia generalizada y la incompetencia flagrante de sus elites gobernantes para adoptar las soluciones necesarias”.

Comenta que está en curso el cese de pagos de Estados Unidos, como lo ilustran la caída del dólar y la fuga de capitales: solamente falta conocer el nombre del liquidador y el reconocimiento de la quiebra.

Hasta Japón se aleja cada día más con la aplicación de nuevas orientaciones políticas, económicas, financieras y diplomáticas, lo cual ya había sido adelantado por Bajo la Lupa (ver 12/8/09, 2/9/09 y 14/10/09).

Aconseja a la Unión Europea –todavía la primera potencia económica y comercial del mundo, con una divisa (el euro) muy competitiva del dólar– adoptar cuatro restricciones estratégicas:

1) Afrontar la ruptura del sistema monetario fundado en el dólar y evitar la ominosa perspectiva de una cotización de un euro por dos dólares que aniquilaría sus exportaciones; 2) Evitar la explosión de déficit presupuestales a la moda anglosajona; 3) Adoptar una posición específicamente europea en la guerra de Afganistán y en la agravación de la crisis Irán-Israel-Estados Unidos y, 4) Colaborar en forma independiente y constructiva con los principales actores cruciales del mundo de post crisis: el BRIC.

Hay que acostumbrase a la decadencia de Estados Unidos y de su peor engendro, el dólar unipolar, que tanto daño causó al género humano con el financiamiento subsidiado de sus guerras.