Roma, 20 de octubre. El hiriente comentario de Silvio Berlusconi acerca de la falta de belleza de una rival desató una airada reacción de miles de mujeres italianas que se habían mantenido en silencio en torno a los escándalos sexuales y el estilo de vida mujeriego del primer ministro.

Alrededor de 97 mil italianas firmaron el documento Mujeres ofendidas por el primer ministro, después que Berlusconi dijo que la izquierdista Rosy Bindi, una mujer robusta que usa anteojos, es más hermosa que inteligente.

Desde entonces, Facebook se ha llenado de grupos que le ofrecen solidaridad y se han organizado protestas en localidades como Reggio Emilia, mientras que la respuesta de Bindi: No soy una mujer a su disposición, se ha convertido en una frase famosa impresa en camisetas y carteles.

Que alguien le diga a Berlusconi que no es George Clooney, dijo la senadora de centro Patrizia Bugnano, quien calificó al primer ministro de chauvinista. Es ofensivo que siempre se refiera a las mujeres en términos estéticos, agregó.

La campaña es promovida por el periódico izquierdista La Repubblica y tiene un fuerte apoyo de la izquierda. Es un extraño ejemplo de una iniciativa femenina contra Berlusconi que ha cobrado fuerte impulso.

Bindi dice que se trata de un nuevo feminismo que está echando raíces en Italia, donde los famosos comentarios de Berlusconi acerca de las mujeres como el regalo más hermoso de Dios al hombre y de Italia como “la patria de grandes amantes, casanovas y playboys” son a menudo tratados con indiferencia.

De todos modos, los encuestadores dicen que sin un rival político creíble que desafíe al primer ministro, la reacción feminista no logrará reducir el fuerte apoyo de Berlusconi entre las mujeres conservadoras, pese a que ellas también podrían estar perdiendo entusiasmo en su figura.

Berlusconi no ha cambiado su visión de la mujer y no es la primera vez que hace este tipo de comentarios sobre ellas, dijo Maurizio Pessato, de la encuestadora SWG.

Otro encuestador, Luigi Crespi, mencionó que las seguidoras de Berlusconi podrían estar decepcionadas, pero no lo suficiente para quitarle su apoyo.