Narro y Ebrard, pecadores
Un gobierno fallido
n las guerras calderónicas, dos voces se han significado por romper la monotonía del tono consecuente de otras cómplices con las atrocidades del poder, y es ahora, cuando pareciera que no hay remedio, que esas voces, la del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro, y la del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, ofrecieron denuncia, por los peligros a que exponen las acciones de gobierno a la población, y por los perjuicios a los que llevan esas medidas.
Así lo demostraron las declaraciones que ambos personajes emitieron durante la semana pasada y que hicieron, en su momento, rabiar al poder y sus monaguillos. Discrepar, en tiempos de las guerras calderónicas, es para los azules y sus aliados un pecado, y estos dos personajes han pecado.
Para el Distrito Federal el accionar del poder federal en contra de su población, como ya se ha dicho en este espacio, ha sido una constante, y va desde las amenazas hasta los recortes económicos que ponen en riesgo los proyectos que harían más viable y justa a esta ciudad.
Para la Universidad Autónoma de México, a la que se le llama máxima casa de estudios, la historia no ha sido diferente. Los ataques en contra de la educación superior, o mejor dicho en contra de toda la educación pública, son también una constante. Así que las declaraciones tanto de Narro como de Ebrard parten de su propia experiencia frente al poder de Los Pinos, y no sólo de una postura ideológica que pudiera confundirse.
Sería imposible negar los riesgos a los que expone el gobierno federal a todo el país; pero en la ciudad de México, donde se halla la UNAM, esta circunstancia se agrava, mientras que en cada uno de los flancos de batalla que levantó Calderón se exhiben derrotas.
Lo más obvio sería señalar, nada más, el desastre en la creación de empleos que, como ya se comenta por todas partes, ha sido un fracaso, y es un peligro para México; además, es importante establecer coordenadas en la guerra contra el narcotráfico, porque si las grandes inversiones hechas en esa guerra no han servido para frenar ni la violencia ni la drogadicción, la guerra, no las batallas, está perdida.
Tal vez por ello ahora se han trasladado las fuerzas de ese combate a cuidar las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, y se han abandonado plazas donde se suponía que las presencias policiaca y militar tendrían que ser prioridades.
Y fue desde el poder federal desde donde se nos comunicó que la pobreza puebla el país, y que la quiebra de las empresas durante este régimen debería, por sí sola, darnos el argumento suficiente para entender qué significa un gobierno fallido, y el temor que debe sentir la sociedad por su futuro.
Mirar de cerca el fracaso es importante. En Jalisco, orgullosamente panista, desaparecieron 33 mil empresas de todo tipo. Ése es el caso más grave, pero sucedieron quiebras en 12 estados del país. Desde el Distrito Federal hasta Nuevo León, donde el desempleo y la pobreza se enseñorean aún en contra de la difusión de los discursos del vamos muy bien
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Es muy importante estar bien informados sobre todas estas calamidades engendradas desde la derecha para saber qué es lo que se tiene que hacer para evitar algún hecho lamentable para el país, y es en eso en lo que están trabajando las autoridades tanto de la UNAM como del gobierno de Marcelo Ebrard, y es Andrés Manuel López Obrador quien sigue poniendo el dedo en la llaga. La pregunta ahora es: ¿se sumarán más voces, más inteligencia, más trabajo, para contrarrestar la desgracia? Ya veremos.
De pasadita
El rompimiento en la mesa de diálogo entre los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas y el gobierno federal ya se esperaba. Y todo lo demás, ¿ya lo midieron las autoridades? ¡Cuidado!