A 52 años de distancia, el mercado Lagunilla Varios lucha por sobrevivir. La competencia desleal que representan las plazas comerciales, la presión de productos asiáticos y grandes firmas para incorporar mercancías en sus espacios, así como la crisis económica que ha reducido sus ventas en más de 50 por ciento ha obligado a gran parte de los 344 locatarios a cambiar de giro o complementarlo para no cerrar.

Benjamín García Vázquez, presidente de la Asociación de Comerciantes del lugar, reconoció que son grandes los esfuerzos para no bajar la cortina del mercado de muebles más famoso de la ciudad y reconocido a escala internacional por sus trabajos en madera así como las películas mexicanas que ahí se filmaron, como Lagunilla, mi barrio, a fin de garantizar el sustento de alrededor de 2 mil familias que dependen de él directa o indirectamente.

La arremetida por desaparecer los mercados públicos, señaló, es muy fuerte, ante el abandono que presentan, lo cual obliga a las autoridades capitalinas a poner más atención y ejercer la totalidad del presupuesto autorizado en su mantenimiento y promoción, como se ha hecho en La Lagunilla, donde con recursos autogenerados, provenientes del pago de uso de suelo y sanitarios, se logró remozarlo e iniciar una campaña de promoción.

Artistas, legisladores y funcionarios han comprado aquí

Mencionó que aunque está ubicado en las céntricas calles de Allende, Juan Álvarez y plaza Comonfort, las nuevas generaciones no saben que existe y, por estatus social, adquieren los muebles para su hogar en tiendas departamentales y plazas comerciales, donde pagan hasta 70 por ciento más de su valor, cuando aquí son de la misma calidad y tenemos desde los rústicos hasta los minimalistas, así como clósets pre-fabricados, obsequiándoles el flete.

Tal situación, aunada a la competencia desleal, la amenaza de los ambulantes de colocarse en las zonas aledañas al mercado ofreciendo los mismos artículos y el desconocimiento de lo que se ofrece, “nos ha colocado en jaque, cuestión que buscamos revertir con muebles de madera hechos a mano, de gran calidad y un bajísimo precio, lo cual ha llevado a artistas como Antonio Aguilar padre, Yuri y La Tigresa, así como a legisladores y funcionarios, a adquirir aquí lo que necesitan”.

Hoy, dijo, se encuentra trabajando la tercera generación de comerciantes, muchos de los cuales han cambiado de giro o lo complementan para no cerrar, ante la constante presión de franquicias. No lo hemos permitido, porque nuestras microempresas desaparecerían y con ello nuestro patrimonio e ingreso, así como los cientos de empleos que generamos. Por eso todavía podemos ver en sus pasillos cerrajerías, radiotécnicos y artículos de viaje, algunos de los giros con los que empezó a funcionar el siglo pasado.

Ayer sus locatarios y proveedores festejaron con una gran fiesta sus 52 años de vida, confiados en que la suerte estará de nuestro lado y, por lo menos, estaremos otros tantos años atendiendo las necesidades de la gente, finalizó el líder de los comerciantes.