Sociedad y Justicia
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Un hecho real hace eco con experiencias tempranas, explican especialistas

La epidemia de nueva gripe desató temores prexistentes en las personas
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de octubre de 2009, p. 34

Los temores aparecen en las personas a muy temprana edad, y situaciones de contingencia sanitaria como las que se vivieron los pasados meses de abril y mayo con la influenza A/H1N1 reactivan esos temores prexistentes en el individuo, afirmó la sicoanalista Aurora Guerra Riojano, del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social (IIPCS), durante el Coloquio Nacional de Estudios Psicoanalíticos Sobre Contingencias Sanitarias.

Este encuentro, que finaliza hoy en el auditorio Abraham Ayala González del Hospital General de México, tiene como propósito analizar el comportamiento sicológico ante situaciones de emergencia sanitaria.

Según explicó Guerrero Riojano, los temores tienen un vínculo con algún momento de la vida del ser humano y situaciones de riesgo como una contingencia sanitaria reviven estos miedos. Agregó que los temores reactivados por una contingencia sanitaria son una reacción esperada, siempre y cuando éstos no paralicen al individuo.

Al referirse a la contingencia sanitaria vivida hace seis meses, la especialista dijo que la realidad externa quedó minimizada por los temores internos de las personas; de hecho, y de acuerdo con encuestas aplicadas en sectores sociales heterogéneos, 96.3 por ciento de los cuestionados expresaron temor ante la pandemia sin haber nunca tenido un contacto directo o indirecto con alguna persona infectada.

Los que nos dedicamos al cuidado de la salud mental debemos propiciar que los temores que aparecen con una contingencia sanitaria, sea cual sea su origen, no paralicen al sujeto, sino que sean usados como señal de alerta para movilizarlo hacia la propia protección y cuidado.

El presidente honorario de la IIPCS y profesor en la Facultad de Psicología de la UNAM, José de Jesús González Núñez, dijo que la epidemia de la influenza A/H1N1 es real, como también lo es que si se siguen las medidas de precaución que recomiendan las autoridades sanitarias las posibilidades de contagio son mínimas; sin embargo, la alarma social puede producir que un determinado grupo de personas experimente una fobia a morir por el virus, donde los temores reales se transformen en un terror paralizante.

De ahí, prosiguió, las personas comienzan a experimentar una intensa depresión o pesimismo desmedido, rabia y un sentimiento de persecución incesante, por el cual piensan que en cualquier momento podrían ser contagiados por la influenza humana y morir.

Estas personas, explicó, suelen ser individuos que guardan agresión hacia sí mismos, dependientes, ambivalentes, egocéntricos y con poca tolerancia a la frustración.