ilencios voluntarios: Es notable el tratamiento que dan a las noticias los grandes diarios latinoamericanos (en manos de empresas comerciales igualmente grandes y ramificadas en otros sectores productivos). Un ejemplo es la VII reunión cumbre de la Alba, que sesionó en Cochabamba. Los grandes diarios argentinos (La Nación y Clarín), que tanto gritan contra la nueva ley de medios que, según ellos, acabaría con la libre información, ni mencionan la cumbre, y El Diario, de Bolivia, opositor al gobierno de Evo Morales, tampoco lo hace. Ni Folha de Sao Paulo ni el Estado de Sao Paulo informan. Tampoco El Mercurio, de Chile; Expreso, ecuatoriano; El Nacional, El Universal y Tal Cual, de Venezuela. Ni lo veo ni lo oigo
, dicen al unísono. Granma, por su parte, sí pone la Alba en primera página, pero para informar que Fidel y Raúl Castro enviaron un saludo a la cumbre, y no analiza los trabajos de la misma. El ecuatoriano El Comercio también lo hace, pero reporta con disgusto que la cita de la Alba se volve un foro anticapitalismo (sic)
. El también ecuatoriano El Universo comunica que Fidel le recomendó a Correa no ir más allá de lo posible
(sugiriendo así que Correa carece de cautela y realismo), y otro ecuatoriano –La Hora– titula que el Sucre genera dudas
y que la SIP dice que en el país peligra la libertad de prensa (¡!); el paraguayo ABC sostiene que el acto final de la cumbre en un estadio será electoral de Evo Morales, y Los Tiempos, de Bolivia, informa ampliamente sobre la Primera Cumbre Continental de Movimientos Sociales, realizada en Cochabamba simultáneamente a la de la Alba, con 600 delegados de nueve países, para discutir la economía comunitaria, la soberanía alimentaria, la autonomía y el cambio climático, en la cual Correa criticó las “posiciones infantiles de la izquierda tradicional, grupos ecologistas e indígenas radicales (…) que favorecen a la oligarquía”.
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Conflicto durísimo: El diario argentino Página 12 informa sobre el acuerdo en la fábrica Terrabusi-Kraft (3 mil obreros), ocupada y movilizada 36 días por el despido de 153 trabajadores. Los obreros, que cortaron rutas y calles con apoyo de estudiantes y otros trabajadores, tuvieron que enfrentar la alianza entre la patronal extranjera y la dirección burocrática del sindicato, y la represión policial. Kraft ignoró resoluciones judiciales y del ministro de Trabajo pero, por último, tuvo que abandonar sus planes de imponer jornadas de 12 horas, eliminar el turno noche y elevar los ritmos de producción, y redujo los despidos a 52 casos que serán discutidos uno por uno. La agitación en la fábrica continúa.