El precio de los alimentos se encuentra en una nueva espiral ascendente desde abril de este año, lo que hace prever que la crisis alimentaria empeorará en los meses siguientes, sin que los países latinoamericanos –a excepción de Nicaragua, Bolivia y Chile– cuenten hasta el momento con políticas de largo plazo para hacerle frente, advirtió el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (Sela), a través de una investigación.

El organismo consideró necesario desplegar una estrategia regional para hacer frente a la crisis alimentaria con acciones comunes, como la conformación de un banco de alimentos, así como utilizar herramientas administrativas para evitar las excesivas fluctuaciones de precios y limitar la especulación financiera en los mercados internacionales de productos básicos.

Al recordar que, según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), existen 52 millones de personas con hambre en la región, alertó que el impacto de la crisis económica no se ha sentido con toda su fuerza en los países latinoamericanos y es de esperarse que esto suceda en los próximos meses, a pesar de que ya se sienten los efectos de otros indicadores como la caída de las remesas y la disminución de la inversión extranjera y de la demanda internacional.

Pronosticó que habrá mayor cantidad de personas con insuficiencia alimentaria a causa de la menor capacidad de compra de la población ante los altos precios de los alimentos, principalmente en naciones deficitarias en ellos.

En sólo un año el número de latinoamericanos con hambre se incrementó 10.8 por ciento, cifra mayor al aumento mundial, que se ubicó en 8 por ciento para el mismo periodo, en un contexto de abundancia de alimentos y luego de que el precio de los mismos comenzó a descender desde mediados de 2008, lo que distingue esta crisis alimentaria de otras.

Los precios de los productos básicos deberían continuar a la baja. Sin embargo, la necesidad de reponer existencias (reservas), a la luz de la experiencia vivida en 2008, hace que los países busquen asegurar un nivel de existencias suficiente a precio muy por debajo de los registrados a mediados del año pasado, lo que provoca mayor demanda y ha hecho subir los precios en los últimos meses, explicó el organismo en la investigación Crisis alimentaria en América Latina y el Caribe.

Destacó el incesante aumento en los precios de los fertilizantes, en los costos de transporte y en la demanda de cultivos para biocombustibles, pero también la especulación con los alimentos en los mercados financieros, así como la concentración mundial en la producción y comercialización de los productos básicos, como otros factores que explican la nueva alza.

El Sela consideró que la abundancia de alimentos y el incremento de personas con hambre sugiere que la relación entre la oferta y la demanda ha sufrido un cambio estructural, que generará un equilibrio a niveles de precios más altos, así como un mayor desafío para el logro de la seguridad alimentaria.