¡Este es un monumento maravilloso para una persona maravillosa!
, señala el lingüista
Miércoles 23 de septiembre de 2009, p. 11
Al maestro Noam Chomsky le temblaron ligeramente las manos cuando abrió con sumo cuidado la carpeta llena de recortes de prensa amarillentos, pero impecables. Cientos de artículos de prensa bajo su firma, noticias que lo mencionan, referencias a sus obras, recolectadas con la paciencia y celo profesional durante décadas por Gregorio Selser. En la esquina superior derecha de cada recorte, de puño y letra de Gregorio o de su esposa Marta Ventura, la fecha de la publicación y alguna nota de referencia.
En un campus modesto, el de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), muy distinto a su propio centro de trabajo en Boston, el MIT, que es una de las principales universidades del mundo, se aloja el Archivo Gregorio y Marta Selser. Fue el único sitio que el erudito lingüista solicitó conocer durante su visita a esta metrópoli con motivo del 25 aniversario de La Jornada.
De este modo, la directora del proyecto, Beatriz Torres, y su equipo se prepararon a conciencia. Desde temprano, Chomsky pudo recorrer el contenedor especialmente diseñado para guardar el que quizá sea el fondo documental más completo sobre la historia de los procesos latinoamericanos del siglo XX: golpes de Estado, rebeliones, redes del poder y el narcotráfico, todas las modalidades del intervencionismo estadunidense, el registro puntual de los movimientos populares y sus luchas, sus protagonistas y los constructores de las ideas de avanzada de nuestro continente.
En archiveros deslizantes, dispuestos y ordenados por temas y regiones en cajas y carpetas libres de ácido, se conservan los originales del acervo que además ya fue digitalizado en su totalidad y que próximamente será lanzado al espacio cibernético.
Chomsky mostró especial interés en conocer los documentos reunidos sobre Estados Unidos, en particular la política de James Carter en materia de derechos humanos en El Salvador y Nicaragua. La contra nicaragüense de Ronald Reagan fue su otro foco de interés. Durante largo rato permaneció examinando el contenido de las carpetas. Al concluir, ofreció donar al archivo sus propios acervos sobre estos temas.
Una vieja foto
Selser y Chomsky realmente no fueron muy cercanos. Personalmente se conocieron y vieron en una ocasión, durante un encuentro de internacionalistas en Estados Unidos, en los años ochenta. Ahí está la vieja foto: en un extremo, monseñor Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca, Selser y Chomsky al centro, con cara de tener una conversación interrumpida.
Los dos intelectuales, sin embargo, mantuvieron una correspondencia frecuente, erudita e interesante, hasta poco antes de la muerte de Gregorio en 1991, en esta ciudad. Sobre todo, se leían mutuamente. La admiración era recíproca.
Por eso el visitante exclamó: ¡Este es un monumento maravilloso para una persona maravillosa!
cuando conoció los pormenores del proyecto Selser de la UACM, que incluye la publicación de material inédito y redición de algunas obras, planes docentes y de investigación. Otra etapa del proyecto es la creación del Corredor Selser, que le expuso Beatriz Torres, quien fue exiliada chilena. Consiste en desarrollar una unidad entre los tres polos donde está dispersa la rica biblioteca de Gregorio, quien se describía a sí mismo como papirófago.
Y vaya que lo era. Cuando llegó de Argentina trajo consigo cerca de 300 kilos de papel. Además, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) se propuso rescatar su colección de libros que había dejado en Buenos Aires, reunida desde 1945: 15 mil volúmenes, bajo custodia de Flacso México. El segundo acervo de libros fue adquirido por la Secretaría de Relaciones Exteriores y un tercero son donaciones específicas y especiales que los Selser hicieron al Instituto Mora.
Pastel azteca, memoria y pensamiento crítico
El equipo del archivo había dispuesto un desayuno de trabajo en una de las bibliotecas de la UACM del Valle. Una chef se lució con un pastel azteca que encantó al académico y a Aviva y Diana, sus hijas e intérpretes. Ahí continuó el intercambio entre Chomsky, Pérez Correa y el equipo del Proyecto Selser.
Ana María Sacristán explicó que está próxima a ser publicada la serie Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina, que originalmente ocupaba cuatro tomos (el cuarto quedó inconcluso) pero que con el cotejo histórico exhaustivo que llevan a cabo varios investigadores serán finalmente cinco. Se espera tenerlo publicado en papel y en un disco digital interactivo el primer trimestre de 2010.
Detalle extraño. En la cronología, Selser dejó fuera todo lo relacionado con su experiencia personal en el golpe de Estado en Argentina, cuando fue sentenciado a muerte por la Triple A y tuvo que exiliarse en México en 1976.
Respondiendo a las interrogantes de Chomsky, Tania Rodríguez expuso la forma como se pretende que la Cronología no sea solamente una obra de consulta sino que pueda lograr la conexión de los hechos con la teoría. Lograr el vértice entre el archivo y la crítica; entrar a la disputa entre la memoria y la interpretación
.
El visitante explicó la importancia que tiene este objetivo, ilustrando cómo en la academia estadunidense el sistema ha logrado aislar los hechos
. Refirió, como ejemplo, que los investigadores que estudian las intervenciones de Estados Unidos en el sudeste asiático y en América Latina no conectan ambos hechos como parte de un mismo plan, aunque ocurrieron casi simultáneamente. Selser sí lo hacía
, añadió.
Habló de cómo le llama la atención la formación de los jóvenes latinoamericanos que asisten al MIT; obviamente jóvenes muy educados, de las elites. Los colombianos, por ejemplo, nada saben de los horrores que ocurren en su país. Se sorprenden cuando hablo de ello. Algunos lo rechazan, niegan la verdad sobre las atrocidades y los crímenes del poder. Sólo algunos aceptan abrir los libros que les recomiendo
.
Por último, Beatriz Torres describió cómo el trabajo del proyecto se inspira en el concepto de José Martí, Nuestra América, que incluye la visión del poder del imperio. De ahí tanta dedicación a las intervenciones, el imperialismo, la situación colonial o poscolonial de nuestros pueblos.
Ya en las despedidas, Chomsky cayó en cuenta de otro detalle sorprendente. Así como nadie es profeta en su tierra, los archivos y acervos de grandes pensadores no siempre son conservados en su lugar de origen. Así, el archivo de Bertrand Russell no está en Inglaterra sino en Canadá. Y el de Linus Paulin, dos veces premio Nobel, uno de Química y otro de la Paz, tiene su hogar en una pequeña universidad, casi marginal, de Oklahoma y no en alguno de los grandes centros del saber de su país. Así, el archivo del gran porteño Gregorio Selser está en esta ciudad. En la UACM.